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¿Por qué le gusta tanto el TPC Sawgrass a Sergio?

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Sergio García en la ronda final del THE PLAYERS Championship 2017. © Golffile | David Rosenblum
Sergio García en la ronda final del THE PLAYERS Championship 2017. © Golffile | David Rosenblum

Cuando Sergio García enumera su lista de campos preferidos hay dos que nunca faltan: Valderrama y el TPC Sawgrass. Después, a la hora de decidir si se quiere más a papá o a mamá, todo es más complicado, pero como mínimo habría que señalar que no hay un campo en el mundo que le guste más al de Borriol que el de Ponte Vedra Beach, escenario del THE PLAYERS Championship.

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“Sawgrass es algo así como unos zapatos hechos a medida para Sergio”, señala José Manuel Lara, compañero y amigo del jugador castellonense, que el año pasado además llevó la bolsa de Sergio durante el torneo. No le fue especialmente bien aquella semana al jugador español, poco después de haber ganado el Masters, pero una cosa no quita la otra. Ni siquiera en el jardín de tu casa juegas siempre bien…

¿Por qué se siente tan a gusto en Sawgrass? Es una combinación de factores, algunos de ellos (o muchos) coincidentes con las sensaciones que experimenta también en Valderrama. Los greenes pequeños, para empezar, marca de la casa en ambos vergeles. A Sergio, en concreto, le ayudan a focalizar. Refuerzan su concentración y le obligan, quizá inconscientemente, a comprometerse al ciento por ciento con los segundos disparos.

Sergio García en el TPC Sawgrass en 2017. © Golffile | David Rosenblum
Sergio García en el TPC Sawgrass en 2017. © Golffile | David Rosenblum

Y es que donde de verdad goza Sergio García en el recorrido de Florida es sin duda en el juego de tee a green, parcela en la que ha sido y es de los mejores del mundo, por no decir el mejor. “Donde otros jugadores pueden ver en Sawgrass un campo muy complicado Sergio casi ve una ventaja”, señala Lara. Es cierto, en Sawgrass no vale sólo con coger calles, muchas veces se trata de dejarla en un lugar determinado para poder atacar con garantías las banderas, tal y como también ocurre en Valderrama. Por eso, entre otras cosas, en el TPC Sawgrass hace falta saber mover la bola, disponer de un amplio abanico de recursos. A partir de aquí, a Sergio le encanta de este campo precisamente el hecho de que un gran disparo suele obtener recompensa. Dicho de otro modo: es duro, pero noble. O justo. Es un campo muy técnico y cuanto más se conoce mejor se entienden sus recovecos, pero no puede decirse que sea un campo ‘truquero’, muy de trucos, aunque luego el azar tenga un papel de cierto peso, como siempre en el deporte de los catorce palos: una racha de brisa no esperada puede arruinar tu final de vuelta en el 17, sin ir más lejos…

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No es un campo corto (puede rondar las 7.200 yardas), pero sus medidas todavía se ajustan de alguna manera a los campos clásicos, que son los que más gustan al de Borriol. Y demanda la utilización de todos los palos de la bolsa, un concepto manido en los textos promocionales o publicitarios de muchos campos que no siempre se ajusta a la realidad, pero sí en el caso de Sawgrass y llevado sobre todo al terreno de los profesionales de élite.

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A Sergio la da mucha confianza saber que si tiene una buena semana de juego sin duda estará arriba, dados los ‘filtros’ de exigencia, variedad y recursos que plantea el recorrido. A partir de ahí, incluso, cuanto más duras sean las condiciones, casi mejor para él y sus sensaciones. De hecho, hay un dato muy revelador en este sentido: Sergio va a jugar por decimonovena vez consecutiva el THE PLAYERS y, de todas ellas, la edición con un resultado más alto del vencedor (283 golpes), fue precisamente la que él ganó en el año 2008…

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“Es uno de esos campos en los que pegarle de verdad bien a la bola te garantiza una recompensa bestial”, sentencia José Manuel Lara. Y eso es lo que Sergio siempre ha hecho mejor que la mayoría: pegar bien a la bola.

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