Puede que la fecha del 19 de agosto de 1989 no le diga a usted demasiado. Es más, no hay que descartar ni siquiera que usted, estimado (y envidiado lector), ni siquiera hubiera nacido. Otros muchos, como yo, sí, no se engañen. Sin embargo, ese día debería estar subrayado en rojo y en letra capital en el golf español. La razón es muy simple: fue el último día que uno de los nuestros fue Número Uno del ranking mundial.
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Sí, el 19 de agosto de 1989 sostuvo por última vez Seve Ballesteros la corona de monarca del golf mundial. Desde entonces, el genio cántabro no ha podido cederle este preciado testigo a ningún otro paisano. Estuvieron cerca, muy cerca, José María Olazábal y Sergio García, que encadenaron varias semanas como Número Dos del mundo, pero nunca lograron alcanzar el último escalón de la pirámide. El tercero que ha estado muy cerca es Jon Rahm. Tanto, tanto, que ya son varias las tentativas que ha tenido para subirse a lo más alto, aunque todavía no lo ha podido conseguir. Esta semana tendrá una nueva oportunidad de acabar con este prolongado vacío.
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Será en el Workday Charity Open del PGA Tour, que se disputa desde este jueves en el recorrido Muirfield Village de Ohio. Las cuentas de Jon son muy simples. Necesita ganar para superar a Rory McIlroy. No le vale otro resultado que no sea la victoria y tampoco necesita hacer más cuentas si levanta el trofeo el domingo. Si gana será el segundo Número Uno español en la historia del golf. Si no gana, habrá que seguir esperando y él lo seguirá intentando. Ni lo duden. Por cierto, Seve estuvo 62 semanas como Número Uno del mundo, es decir, más de un año.
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Entre el 19 de agosto de 1989 y el 13 de julio de 2020, día en el que se hará oficial la actualización del ranking mundial, habrán pasado nada menos que 11.386 días. Es evidente que se está haciendo esperar este ansiado relevo, pero no es menos evidente que la empresa es realmente complicada. Cierto es que Jon parece haber vuelto del parón por el coronavirus lejos de su mejor momento, pero no es menos cierto que ya ha demostrado en muchas ocasiones que no tarda en enchufarse cuando llega el momento.
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Ha estado una semana de descanso en casa y vuelve ahora a la competición tras las primeras tres semanas donde, sin estar mal, no rindió al nivel que acostumbra. Una de las claves para entender sus ganas de hacerlo bien es que ha adelantado su regreso a la competición porque no puede entrenar con normalidad en Arizona debido al confinamiento. No habrá muchos en Muirfield más motivados que el español para cuadrar una gran semana. Por otro lado, también es cierto que su puesto como Número Dos está en peligro. Tanto Justin Thomas como Brooks Koepka podrían darle caza.
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