– Jim Herman (-15) ha ganado el Shell Houston Open, su primer triunfo en el PGA Tour cuando anda muy cerca de cumplir los 39 años. De paso, consigue la última plaza del Masters de Augusta, donde competirá por primera vez en su vida. Más que lógicas eran, así pues, sus lágrimas nada más obtener la victoria. Un chip embocado en el 16 había sido la clave, transformando una situación potencial de bogey en un birdie que marcaría la diferencia hasta el final.
– Dos horas antes de que Herman rematara la jornada más importante de su carrera profesional Rafael Cabrera Bello (-12) había firmado ya la mejor tarjeta del día (65 golpes, siete menos), dejando en la casa club un resultado de envergadura, aunque desde ese mismo momento ya pareciera algo corto para aspirar al triunfo. Una nueva y excelsa demostración del canario en el circuito más importante del mundo y ante varios de los mejores jugadores del planeta. Por momentos, incluso, pareció que Rafa iba a luchar por el triunfo, tal y como venía en su vuelta. Y no es descabellado afirmar que en realidad ha rozado una tarjeta memorable que bien pudiera haberle otorgado una sonada victoria, porque hay que apuntar que se dejaba por el camino hasta cinco opciones de birdie más muy claras: una de metro y medio en el hoyo 5, otra de unos dos metros en el 8, una más de tres metros en el 10, otra de dos metros en el 11 y una postrera desde algo menos de tres metros en el 18.
Aquel domingo de septiembre del año 2009, cuando Rafa consiguió en Austria su primer triunfo en el circuito europeo, todas esas ocasiones (y alguna más) fueron para adentro, cerrando una victoria de locura con un 60 escandaloso. En fin, lo normal es que no entren todas y lo importante es que Cabrera Bello llega pletórico al Masters, al nivel de los mejores, y que sigue sumando para el equipo de la Ryder Cup.
Lo trascendente es, en suma, esta enésima confirmación de su cambio de mentalidad, que le ha llevado a ser capaz de mostrar su mejor versión durante el fin de semana y a salir victorioso más veces en la eterna lucha contra la presión y las expectativas. No es un estatus ganado de por vida, por supuesto, porque los vaivenes de la confianza en el deporte de élite están a la orden del día, pero es más que interesante comprobar que de alguna manera uno es capaz de conquistar los penúltimos peldaños hacia la gloria. Mucho más si se trata del resultado de un trabajo bien hecho, como es el caso.
El cuarto puesto en solitario que acaba de sumar le va procurar otro empujón en el ranking mundial, donde va a ascender hasta el puesto 33º, con lo que ya tendría casi asegurada su presencia en el US Open y el British Open, además del THE PLAYERS, por si no estaba suficientemente garantizada.
