Un final de vuelta sobresaliente, con birdies en los hoyos 17 y 18, puede valerle a Jon Rahm (-3) una barbaridad. El vasco ha luchado de lo lindo por meterse de alguna manera en la pelea del Genesis Invitational y lo ha conseguido, una vez finalizada la segunda jornada. Por meterse de alguna manera, decimos, porque todavía no ha aparecido su ‘juego A’. No es que vaya Jon de desastre en desastre, ni tampoco sufriendo demasiado y en todo momento, más bien todo lo contrario: su porcentaje de greenes en regulación es de lo mejorcito (hoy 15/18). Pero a su juego le caben dos o tres vueltas de tuerca más en un Riviera duro de pelar.
Es verdad que tiene al líder, Sam Burns (-12), a nueve golpes, pero es que este hombre, inspiradísimo, en realidad está lejos de todo el mundo, pues la gruesa batería de segundos clasificados (Johnson, Niemann, McCumber y Kokrak) se encuentra a cinco golpes de la cabeza y, por lo tanto, aventaja en sólo cuatro a Rahm. Desde este prisma, qué duda cabe, se ven las cosas de otra manera. Hay margen. Hay partido. Si Burns levanta el pie, los aspirantes al triunfo se multiplicarán y en tal refriega entraría el español.
Más allá del putt mágico de birdie que enchufaba el jueves, desde unos diez metros y con caída diabólica, asesina, muy bien tirado, pero un poco a la remanguillé y con su buena dosis de fortuna, el caso es que Jon no ha metido ni un putt más desde más allá de tres metros. ¿O es mentira? Lo es: hoy acertaba con uno de unos seis metritos para salvar un bogey valiosísimo en el hoyo 12, después de que el árbol de Bogart desviara cruelmente su bola hacia una zona tenebrosa. Es muy difícil lucirse con los porcentajes en los greenes de Riviera, es verdad, pero en fin, Burns, además de estar jugando muy bien de tee a green, suma ya cinco putts desde más allá de los tres metros en 36 hoyos.
Después del desliz del 12, como quiera que Jon no venía sobrado, incluso la línea del corte se le aparecía al español en el horizonte. Pero es lo que tiene este jugador, que donde otros sólo ven dificultades, agobios o fatiguitas, él todavía anda buscando una ventana por la que colarse a la fiesta. Toca un sábado potente, sólido, y ya estará metido de nuevo en los últimos partidos. A partir de ahí, con permiso de Burns (¿y de Dustin Johnson?), cualquiera sabe. Puede que sea mucho pedir, pero también lo era que terminara hoy con dos birdies… Y no fueron tres por muy poquito, porque en el 16 también se había dejado una gran opción.
