Al ver cómo su bola daba un cruel saltito y se quedaba semihundida después de droparla delante del obstáculo de agua que custodia el hoyo 18, John Rahm debió de pensar que en la jornada sabatina del Farmers Insurance Open solo le faltaba que le cagara un palomo. Al cabo del rato, el funesto augurio desembocaba en un doble bogey y el español remataba su vuelta con un 75 que interrumpe una racha mágica de resultados y lo deja a cuatro golpes del líder del torneo, el sueco Alex Noren.
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Huelga decir que nadie en su sano juicio descartaría a Jon Rahm, y más después de ser testigo de la infinita serie de catastróficas desdichas que se fueron acumulando a lo largo de su tercera vuelta. El día del movimiento en Torrey Pines, para él, se convirtió en una coctelera infernal de la que salió mareado. Después de un arranque esperanzador con birdie en el primer hoyo, el de Barrika no logró encadenar su secuencia habitual de golpes acertados y las dificultades se fueron acumulando. Cuando no cogía calle se quedaba con pocas opciones, y cuando cazaba la hierba segada al ras Rahm no se mostraba excesivamente fino con los hierros. Para más inri, y como sucedió en las jornadas previas, el vasco se hartó de limar el borde del hoyo, pero si exceptuamos el espejismo del primer compromiso, no convirtió un solo putt de más de dos metros y medio. La guinda a este pastel amargo, un puñado de detallitos en los que la suerte no le fue favorable al español, aunque el espíritu crítico del actual número dos del mundo seguro que se centra en las deficiencias que ha mostrado en su juego y no en los momentos puntuales en que la fortuna le dio de lado.
En cualquier caso, Rahm es uno de los 16 jugadores que están en un margen de solo cuatro golpes, uno más de los que el año pasado le separaban del líder… y ya saben quién alzó el trofeo en esa ocasión. Las opciones, por tanto, siguen intactas, aunque en la llegada en esta edición del Farmers Insurance Open va a ser en pelotón y al sprint. Al frente del mismo figura el sueco Alex Noren, que intenta sumar su sexta victoria en el último año y medio (aunque hay que reconocer que desde el BMW PGA Championship del año pasado sus resultados son más discretos. El sueco supo sobreponerse al golpe que recibió en el hoyo 12 con un duro doble bogey y remató la vuelta a lo grande, con tres birdies en los seis últimos hoyos. Tampoco hay que perder de vista a otros pesos pesados como Justin Rose o Jason Day, quintos a tres impactos de Noren, ni a J. B. Holmes, autor de una majestuosa vuelta de 65 golpes, la mejor hasta el momento en el campo sur. En cualquier caso, Torrey Pines pone zancadillas de manera democrática e igualitaria, y la gestión de los errores, aunque parezca de perogrullo, resultará fundamental.
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En cuanto a Tiger Woods, el californiano firmó una meritoria vuelta de 70 (-2), una tarjeta que apuntaló gracias a su afinado juego corto. El exnúmero uno del mundo compensó sobradamente las magras tres calles que cogió a lo largo de la vuelta con su gran tono con el juego corto y el putt, y ascendió hasta la trigésimo novena plaza de la clasificación.
