– Jon Rahm (-10, tarjeta de 66 golpes) quería empujar fuerte y desde el inicio en la jornada del movimiento para acercarse al liderato del OHL Classic at Mayakoba. Dicho y hecho: primer hoyo de tiralíneas y se dejaba una opción de dos metros para birdie… Pero no la embocaba.
– En el hoyo 2, tras fallar el green, de nuevo erraba un putt aún más corto, esta vez para salvar el par. Se estaba moviendo, en efecto, pero hacia atrás. Mal asunto. Y una duda: ¿por qué le estaba corriendo tan mal la bola en el green? «Me pareció que estaba muy cerca de la bola y sobre la marcha rectifiqué en el hoyo 3», explicaría luego el jugador vasco.
– Mano de santo. En el 3 se aleja un poco de la bola y enchufa el primer putt de birdie.
– Marchaba al par, pero al menos hoy sábado estaba cogiendo todas las calles. Nada que ver con la empanada del viernes. Nuevo birdie en el primer par 5. Y en el hoyo 6, nueva opción desde unos tres metros, pero esta no la mete.
– En el 7, segundo par 5 de la jornada, no se lo piensa mucho después de cazar la calle y desenfunda el driver de nuevo en el fairway para tratar de llegar a green («estaba cómodo y he probado a ver si llegaba de dos»). El tiro sale muy defectuoso, a la derecha, abriendo… Nadie sabe bien dónde puede haber aterrizado esa bola. Así que coge la madera 3 y juega una provisional. No hay manera: vuelve a salir abriendo, más incluso que antes. Un marshall hace señas; parece que ha encontrado algo. La moneda ha caído de cara porque Jon encuentra la primera bola y además tiene incluso tiro a green pegando entre dos arbolitos (VER FOTO). «Hala, a romper un palo», dice al llegar allí. Pega un rodado con el hierro 8, que aguanta el contacto con el árbol sin romperse, y termina salvando un par milagroso después de patear incluso para birdie, porque su disparo rodado había encontrado el green. La película, que era de miedo, rompe en comedia resultona.
– La buena suerte hay que agarrarla por los cuernos y exprimirla. Eso hacen los buenos. Eso hizo Rahm: tirazo en el 8, par 3, y un birdie casi dado. La vuelta está algo más que en marcha.
– En el 11, un disparo corto y fino, muy fino, de puro feeling. Nuevo birdie que se había dejado casi dado. Manos de seda.
– En el 12 salva un par embocando un putt de unos tres o cuatro metros.
– Toca ahora sacarle el birdie al 13, par 5, pero el plan se hace añicos cuando falla la salida por la derecha. Esa bola está en el manglar, en el agua. Sin embargo, según se acerca el jugador, allí está, en el rough, a donde había llegado después de rebotar nadie sabe dónde… «No sé si los árboles o los monos, pero algo me ha ayudado y me han devuelto la bola casi a calle», explica. Jon vuelve exprimir el giro azaroso de los acontecimientos y saca un birdie relativamente sencillo. «Esos dos momentos de buena suerte en los hoyos 7 y 13 han sido decisivos en mi vuelta, que ha tenido de todo», puntualiza honestamente.
– En el 14 tocaba exhibirse alrededor de green. Fantástica recuperación desde el bunker. No ha fallado ni una sola desde la arena en toda la semana…
– Todavía quedan emociones fuertes por vivir. A saber: en el 15, por ejemplo, emboca un putt desde unos ocho metros. Bonus birdie. En el 16 vuelve a recuperar desde una posición delicada, porque esa bola había anidado junto al green. Delicatessen de Barrika.
– En el 17 falla por la derecha la salida. No habrá problema: tal y como va el día, esa bola, que ha ido muy justa, al límite, aparecerá con toda seguridad. Pero esta vez la moneda sale cruz. Ahora la bola ha rodado tontorrona, ha cruzado el camino y se ha ido al agua, los manglares, la selva… Dropa y se deja una opción remotísima de salvar el par, porque debería embocar un putt de unos diez metros, cuesta bajo y con doble caída. Bien librado saldrá si salva el bogey. Sin embargo, enchufa otro puro rotundo y salva el par. De locos.
– Todavía iba a dejar casi colgando otro purito en el 18 desde unos siete metros para cerrar la vuelta…
– Y ahora, ¿qué? Rahm cree que aún tendrá una opción de triunfo el domingo, sobre todo si el líder no se va más allá de -15. Sea como sea, parece imposible que este jugador (un amateur, no lo olvidemos) pueda dejarnos indiferentes el domingo.
