Sergio García va a jugar esta semana que viene el RBC Canadian Open, un torneo que habitualmente no entra en su calendario. El jugador español tiene ahora mismo comprometida su presencia en los play offs de la FedEx Cup, en cuyo ranking marchaba en el puesto 128º antes de la disputa del Open Championship en Carnoustie (recuérdese que sólo los 125 primeros de dicha clasificación anual entran en el primer torneo de los playoffs), así que tiene que apretar y la cita en Canadá puede ser el momento ideal para hacerlo.
Sergio no bajó los brazos pero aún no encuentra la salida del cuarto oscuro
Acto seguido jugará en Akron el WGC Bridgestone Invitational y a continuación el PGA Championship, último Grande de la temporada, por lo que el español va a encadenar cuatro semanas consecutivas de competición, una situación ciertamente anómala en su trayectoria. Incluso, si hiciera falta, podría jugar a continuación el Wyndham Championship, aunque esta posibilidad sólo se daría en el caso de que en Canadá, Akron y PGA no se metiera al menos en el primero de los playoffs de la FeDex, para cumplir así con la exigencia del PGA Tour de jugar quince torneos del circuito durante la temporada.
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Todo ello, aderezado con su situación en la clasificación de la Ryder Cup, donde ahora mismo está fuera del equipo europeo. Es obvio que a poco que su juego responda Thomas Bjorn lo va a incluir en una de sus cuatro elecciones, pero el jugador quiere meterse por sus propios medios.
Como se ve, la encrucijada en la que está el castellonense es, cuanto menos, delicada. Pero es muy cierto que en estas situaciones, en las que ya se ha visto alguna vez a lo largo de su carrera, son en las que Sergio ha dado la mejor medida de sí mismo.
