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ADAM SCOTT GANA EL HONDA CLASSIC Y EL ESPAÑOL, QUE SE TRABAJÓ SUS OPCIONES, SE QUEDA A LAS PUERTAS

Sergio paga caro un apagón en el hoyo 70

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Adam Scott (-9) ha ganado el Honda Classic con una vuelta final al par del campo (70), y con un golpe de ventaja sobre Sergio García (-8). La sensación final que queda es que fue el australiano, efectivamente, quien hizo un poco más por llevarse el torneo.

Soplaba el viento sobre el Champions course del PGA National (Palm Beach Gardens, Florida) y los greenes estaban más rápidos y duros que ningún día en toda las semana, así que el juego no estaba nada sencillo. Sergio tuvo que calarse bien pronto el mono de trabajo porque desde el tee no andaba fino. Hay que destacar, por tanto, su acierto y determinación en los greenes a lo largo y ancho de los primeros nueve hoyos, sobre todo con algunos putts de vuelta, donde realmente podía haber entregado sus opciones o haberlas dejado maltrechas. Por esa primera mitad del recorrido salvaba hasta cinco putts de entre metro y dos metros (hoyos 1, 2, 4, 7 y 9), una tarea meritoria según lo que se estaba viendo en el campo en unos greenes muy revoltosos. De este modo se mantenía metido de lleno en la pelea, aunque Scott pusiera por momentos ventaja en el marcador gracias a su mejor juego largo y a una lectura de la velocidad de los greenes que rayaba con la brujería.

Incluso cuando ÇGarcía falló su primer putt corto (hoyo 11) no pareció grave el asunto. Y el fantástico birdie del 14, con su mejor hierro de día, realmente hizo sentir que el español había cogido la onda adecuada en el momento de la verdad. Por desgracia, no fue así…

El apagón se producía en el 16, después de una fantástica salida con la madera 3. Scott dejaba la bola en green, pero muy lejos del hoyo, y Sergio tenía un tiro de unos 160 metros a bandera para poner en aprietos a su rival en lo que ya era un duelo a cara de perro y sin más candidatos razonables al triunfo. Sin embargo, el de Borriol erraba el segundo tiro, dejando la bola corta de green; también el tercero, un aprochito que le salió demasiado fuerte y vivo; y hasta el cuarto, un putt de cinco metros muy delicado en el que no atinó ni con la caída ni con la fuerza. Sí embocaba el de vuelta en un momento crítico…

El desaguisado no tenía por qué haber sido decisivo, puesto que el australiano también se iba de allí con un bogey: quedaban dos hoyos y la ventaja de Scott sólo era de un golpe. Pero la cadena de errores había dejado tocado al español, tal y como se comprobaría acto seguido en el 17 (bogey) y, en general, a través de su lenguaje corporal. Después de haber deambulado unas horas por la cuerda floja, agarrándose al campo con talante y una bendita obstinación, había ido a tropezar quizá cuando él menos lo esperaba, desde el centro de la calle y con su rival pidiendo la hora.

El segundo puesto en un torneo donde sólo trece jugadores finalizaban por debajo del par es siempre una excelente noticia, mucho más cuando Sergio venía de sufrir un extraño colapso de juego en Riviera la semana anterior. Pero el regusto es también de lo más amargo después de haberlo visto de líder la mitad de la semana y nunca por debajo de la tercera posición. Y además, pateando muy bien en líneas generales bajo presión.

Sea como sea, es él quien ha estado ahí una vez más para contarlo. Él, quien ha acertado a construir una opción más de victoria. Él, quien va a acercarse de nuevo al top-ten mundial y va a sumar mucho y bien en la clasificación de la Ryder. Es él quien como siempre se pondrá en pie tras la decepción, a ver dónde y cómo puede resarcirse.

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