La tercera jornada del Shriners Hospitals se ha convertido en un verdadero disparate de birdies, dicho sea en el mejor de los sentidos, del que no todos han podido disfrutar en plenitud. Por ejemplo, Sergio García (-14) se ha quedado algo descolgado, quizá demasiado, de cara a la lucha final por el triunfo, pues saldrá el domingo a seis golpes de los líderes, Martin Laird y Patrick Cantlay, que se han disparado hasta un acumulado de -20 después de 54 hoyos.
Fitzpatrick cree que el ‘método DeChambeau’ se burla del golf y éste lo pone en su sitio
Antes, Matthew Wolff (-18) ya había colocado el listón bien alto, irrumpiendo desde las profundidades de la tabla con un 61 eléctrico y unos nueve segundos hoyos resueltos en la friolera de 28 golpes, con tres eagles incluidos entre los hoyos 11 y 15. Lo dicho, un bello disparate, sobre todo para aquellos a quienes emocionan los resultados abultados y los festivales, y aunque, en honor a la verdad, al arriba firmante le hubiera gustado ver un TPC Summerlin algo más peleón. Cuestión de gustos.
Sergio García no parece todavía dispuesto a bajarse de la nube…
No siempre se puede firmar un 64, un 65 o un 67 y la verdad es que el juego de tee a green de Sergio se ha movido en un nivel similar al de días anteriores. Más que notable. La diferencia fundamental y concreta ha sido una liada en el hoyo 10, de donde salía con un doble bogey, además de algunos putts más o menos cortos que erraba por los primeros nueve hoyos del recorrido de Las Vegas. Cuestiones puramente domésticas, por habituales, en este deporte. Y ni siquiera se puede descartar que el de Borriol sea capaz el domingo de firmar un registro similar al de Wolff que le eche pimienta al asunto…
Digamos que Sergio, cuando las cosas no han venido tan bien dadas como en días anteriores (e incluimos los de la semana anterior), también ha sabido responder, hasta el punto de encadenar tres birdies en el último tercio de la ronda que todavía mantienen un hilo de esperanza. Nunca, ni siquiera en semejante balsa de aceite (una de cada tres tarjetas han sido este sábado de 66 o menos golpes), puede considerarse un 69 como una mala vuelta, aunque en esta ocasión ciertamente tal registro se quedara en pañales, sobre todo en la parte alta de la clasificación.
La combinación de factores con la que Sergio ha recuperado su mejor versión
Lo verdaderamente interesante, y hay que insistir en ello, es comprobar si Sergio aún tiene algo que decir. Y da toda la sensación de que así es, puesto que su juego sigue dispuesto y engrasado. Además, seguro que le interesa y hasta divierte el reto, toda vez que ya se ha quitado varias losas de encima con el triunfo de la semana pasada. Le toca disfrutar y quizá aún pueda hacerlo este domingo en Las Vegas, por qué no.
Espectacular eagle de Sergio desde cien metros en Las Vegas
Lo mismo podría decirse de Bryson DeChambeau (-13), que hoy salía al campo con el pie cambiado y marchaba ya con un parcial de +5 en los seis primeros hoyos, aunque después remontaba para terminar firmando una tarjeta de par. Dos errores graves desde el tee lo llevaban a firmar dos ‘doblatas’ tempraneros y asesinos, dadas las circunstancias. Es posible que en esta situación o escenario encuentre algo de consuelo Matthew Fitzpatrick, pues ya se ve que, por muy largo que uno vaya, no todo es luego echarse a andar y, en el peor de los casos, poner la bola en green con un wedge desde el rough… No señor, DeChambeau también puede meterse en líos importantes, salvo que además de largo vaya muy recto, en cuyo caso nada podría echarle en cara el inglés, quien estima que la capacidad de ir recto, como la que él tiene, sí es una habilidad, y no tanto el hacer lo que uno pueda y quiera para ganar distancia.
