Rickie Fowler (-13) saldrá con cuatro golpes de ventaja sobre el segundo clasificado, el inglés Tyrrell Hatton, y con seis sobre el tercero en la última ronda del Honda Classic, tras firmar un 65 en la tercera jornada. Vuelta inmaculada (sin bogeys) y plena de determinación la del estadounidense.
Digamos entonces que la amplia nómina de candidatos que se agolpa por detrás depende en buena medida de lo que Fowler sea capaz de hacer. Es de cajón. Pero apuntemos también, por si acaso, que en el PGA National nada parece seguro: en una jornada en la que han abundado los buenos resultados (poco viento, algunos tees adelantados, como el del 17…), los dos líderes al principio del día, Bryan y Palmer, jugaban claramente por encima del par, sumando seis, siete y hasta ocho golpes más que otros jugadores más certeros e inspirados. Quiere esto decir que en un campo tan delicado los márgenes de recuperación fluctúan en una banda mucho más ancha, sobre todo si el parte meteorológico se pone canalla, como parece que es el caso para el domingo. Se espera más viento, quizá un poco de agua… No, Fowler aún no ha ganado.
Sergio García (-5, vuelta de 66) y Rafa Cabrera Bello (-5, vuelta de 67) pueden incluirse entre aquellos que aún están legitimados para soñar con el triunfo. Se lo han ganado con una buena vuelta de sábado, aunque no conviene hacerse demasiadas ilusiones, pues los candidatos son legión (siempre y cuando Fowler fallara) y la diferencia de golpes muy importante. Quedémonos en todo caso con un dato: los españoles partirán a sólo dos golpes de los terceros clasificados. Desde este prisma el panorama se ve algo más despejado…
Rafa saldrá a jugar junto a Marc Leishman justo dos horas antes del partido estelar. Sergio lo hará junto a Casey una hora y cuarenta minutos por delante de Fowler y Hatton. El plan es muy sencillo de elaborar, otra cosa será ponerlo en marcha: jugar un vueltón y dejar en la casa club un resultado inquietante cuando el partido estelar ande subiéndose al tee del hoyo 11, pongamos por caso… El dígito concreto del deseado resultado inquietante dependerá en buena medida, claro está, de cómo se esté jugando el campo, de cuánto sople el viento, y sobre todo dependerá de si Fowler tiene o no tiene el día tontorrón.
Sea como sea, las expectativas respecto a Sergio tienen que ser positivas, puesto que ha dado hoy una o dos vueltas de tuerca a sus prestaciones. De tee a green ha jugado incluso algo mejor que en anteriores jornadas (ha pegado un puñado de excelentes segundos tiros), y además cerraba la ronda embocando dos putts trascendentes desde esa distancia vital de entre cuatro y seis metros. Uno era para birdie, en el 16, y otro para eagle, en el 18. Una vez más, la sucesión de los hechos confirma la excelente actitud del castellonense, pues no ha sido hasta el mismo tramo final de la vuelta cuando le ha ganado la partida al campo por goleada, justo lo que necesitaba si aún aspiraba a cerrar una gran semana.
Rafa, por su parte, ha cazado quince greenes en regulación, muy sólido, y ha recuperado el tono con el putter en las manos. Especialmente importante, por ejemplo, era el putt de más de cuatro metros que enchufaba en el hoyo 5, par 3, para salvar un excelente bogey después de irse al agua de salida. En el 14 y, sobre todo en el 15, pegaba dos magníficos hierros, que le valían dos birdies esperanzadores. El canario lleva colgado con extraordinaria normalidad el cartel de top-30 del mundo y casi cada día que juega lo defiende con holgura y recursos.
