¿Cuándo va a levantar cabeza Jordan Spieth, cuya última victoria se remonta al Open Championship que brillantemente ganara en 2017, hace ya casi tres años? Seamos más concretos. En realidad, aquella temporada 2016-17 del PGA Tour la acabó muy bien (fue segundo en la Fedex Cup) y sus problemas comenzaron en 2018, para incluso agravarse en 2019 y no arreglarse tampoco demasiado en la presente temporada, 2019-20. Lleva, así pues, uno dos años y medio sumido en la irregularidad e incertidumbre, librando una batalla áspera contra sí mismo, porque lo que se atisba desde fuera es sin duda una grave crisis de confianza. Comenzó perdiéndola en los greenes y el mal fue extendiéndose a todas las parcelas del juego…
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Quizá sea en este Charles Schwab Challenge donde desempolve el joven texano (cumplirá 27 a finales de julio) el manual del campeón, aquel que manejaba con soltura insultante en sus primeros años de profesional. Ha cerrado dos vueltas de 65 y está ahí arriba. Además, a pesar de haber protagonizado algún accidente grosero (hoy saldaba el hoyo 3 con un doble bogey cuando pateaba para par desde poco más de medio metro), lo cierto es que su putter ha vuelto a ser esta semana, de momento, aquella arma letal que acostumbraba.
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Sin embargo, Spieth se enfrenta ahora a uno de los traumas que lo han llevado por la calle de la amargura en este tiempo de zozobra. Tiene que ver con los fines de semana, o si se prefiere, con las dos últimas rondas, justo las que quedan por disputarse en el Colonial esta semana. A pesar de los pesares, no eran pocas las veces en las que conseguía rematar dos primeras vueltas más que decentes, para sucumbir acto seguido durante la dos rondas finales y especialmente los domingos.
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Las cifras no mienten. En la temporada 2018- 2019 la media de golpes de Jordan Spieth el jueves y el viernes fue de 68,79 golpes, dato que no está nada mal. Sin embargo, dicha media se iba hasta los 71,85 golpes durante el fin de semana y hasta los 72,47 en la ronda dominical. En la actual temporada, la 2019-2020, tampoco mejoraban demasiado los números, con un agravante: el fin de semana mantenía una media similar, por encima de los 71 golpes, pero es que además subía su media en las dos primeras rondas, yéndose también por encima de los 71 golpes.
Su clase y capacidades siguen estando ahí, pues el año pasado, sin ir más lejos y aún tratándose, como se ha dicho, de un ejercicio más gris que otra cosa, fue de los pocos que pasó el corte en los cuatro majors. Será interesante comprobar si efectivamente esta semana es capaz de dar un paso adelante. O quien sabe si alguno más.
