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Crónica de la vuelta de Tiger Woods en la segunda jornada del Genesis Invitational

Tiger sufre, pero no defrauda

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Tiger Woods esta semana en el Genesis Invitational. © Golffile | Joe Lumaya
Tiger Woods esta semana en el Genesis Invitational. © Golffile | Joe Lumaya

Es posible que Tiger Woods (+1) falle el corte hoy en el Genesis Invitational y sería una verdadera lástima, porque al gran campeón se le ve con ganas de jarana. En el momento de entregar su tarjeta de 74 golpes, tres más en el día, ocupaba el puesto 68º, aunque Riviera se ha puesto hoy más serio y no hay que descartar, ni mucho menos, que el de Cypress pueda ser de la partida el sábado.

Arrancaba hoy por el 10 del legendario recorrido californiano y en sus cuatro primeros hoyos erraba hasta tres putts cortos (o muy cortos), dos para birdie en los hoyos 10 y 11 y uno para salvar el par en el 13. En realidad, esta circunstancia ha sido la gran diferencia con su vuelta del jueves. De hecho, no es osado afirmar que Tiger ha jugado hoy mejor de tee a green. Y que, en realidad, por momentos, daba incluso la sensación de que podría alcanzar la zona templada-caliente de la tabla y meterse en el último gran bloque de partidos de la tercera jornada. Pero un mal final de ronda (y muy desafortunado, las cosas como son), con un parcial de tres más por los últimos cuatro hoyos, lo metían en esta apurada situación.

Digamos que difícilmente alguno de los miles (y miles) de aficionados que han seguido a este jugador en directo, allí, en el campo, ha podido sentirse defraudado. A Tiger se le sigue por su edad, dignidad y gobierno, qué duda cabe, pero todavía se esperan de él sesiones mágicas, rondas on fire, largos tramos de juego inolvidables, golpes maravillosos, y sus primeros 36 hoyos de competición después de siete meses de obligada ausencia corroboran tales anhelos. De Tiger, de este Tiger, a sus 47 años y con todo lo que arrastra en ese castigadísimo pie derecho, pueden y deben esperarse todavía grandes cosas.

Queda confirmado, por ejemplo, que su pegada desde el tee no desmerece y hasta supera sin apuros la de la media del PGA Tour. Por ahí, de momento, no va a tener problemas. Matizaba él ayer, de un modo sensato y realista, que otra cosa será cuando se encuentre campos mojados, por ejemplo, en los que no pueda echar a correr la bola. Pero ni por esas: su distancia de vuelo, de hecho, es mucho más que decente. Más allá de los problemas de hoy con esos putts cortos que han marcado su registro, situación que parece absolutamente coyuntural, es cierto que, en estos dos días de disputa al más alto nivel, ha acumulado algún error de bulto, pero nada que no pueda achacarse a la herrumbre competitiva. Seguro que en Augusta, dentro de siete semanas, su juego anda más pulido.

La prueba del algodón con este hombre es muy sencilla de realizar, puesto que sigue siendo cabeza de cartel allá donde vaya y, por lo tanto, sigue saliendo en los partidos estelares, junto a los chicos del momento, a los mejores, a los punteros en todos los rankings. Por ejemplo, Rory McIlroy (-6) y Justin Thomas (-1), sus compañeros en estas dos primeras jornadas. El norirlandés, es cierto, se ha postulado como candidato al triunfo, metido ya en los últimos partidos del sábado, pero una mirada objetiva y global, más allá del resultado, sitúa a Tiger más cerca de estos muchachos de lo que dictaban, incluso, las expectativas más optimistas.

Por eso sería tan interesante verlo jugar todavía dos rondas más. Y que él, entre otras cosas, pueda testar cómo responde su cuerpo (su pie) a cuatro rondas exigentes de golf. Lo normal sería verlo en los primeros partidos de la mañana del sábado, si finalmente su +1 supera la línea del corte. Y allí, sea la hora que sea, se alinearán en seis, siete u ocho líneas de profundidad sus legiones de aficionados, smartphone en mano (que cruz, que absurda manía), grabando cada gesto y sintiéndose en el mismísimo centro del mundo.

Resultados en directo del Genesis Invitational