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Tiger se sube de nuevo a un alambre sin red

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Tiger Woods, ayer durante la ronda de prácticas del Valspar Championship. ©Twitter
Tiger Woods, ayer durante la ronda de prácticas del Valspar Championship. ©Twitter

El Valspar Championship es una nueva demostración de que Tiger Woods no ha optado, ni mucho menos, por la vía cómoda para su último regreso. Tras jugar en Riviera, un campo que le gusta pero donde nunca ha terminado de hacer un buen resultado, y el Honda Classic, con unas condiciones difíciles y la siempre tenebrosa Tampa del Oso, el exnúmero 1 del mundo afrontará esta semana una nueva prueba de fuego en uno de los campos más exigentes del año.

Tiger Woods se somete a una nueva prueba de fuego esta semana con el Valspar Championship

Habría sido hasta lógico que se hubiera dado una semana más de descanso para reaparecer la próxima en Bay Hill, uno de sus históricos jardines en el PGA Tour, donde se encuentra como en casa (siete victorias), pero éste Tiger no va por ahí. Se está probando, poniéndose en situaciones incómodas, sufriendo cada semana, jugando, como en el Valspar, en campos donde nunca antes había competido de manera oficial y, en definitiva, subiéndose una y otra vez al alambre sin red.

Woods demuestra con su calendario que está preparando a conciencia el Masters de Augusta, su gran objetivo

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El duro calendario de Tiger, que jugará además cuatro torneos en cinco semanas, tiene dos explicaciones. Por un lado, se está preparando a conciencia para el Masters de Augusta. Precisamente, Riviera, PGA National y Copperhead, los tres últimos campos en su hoja de servicios, son muy buenos tests para el juego corto y desde el tee, son calles estrechas y greenes pequeños. Sin duda, un magnífico entrenamiento para llegar a Augusta curado de espanto. Es cierto que las calles del primer major del año no son estrechas, ni mucho menos, pero sí que conviene estar bien colocado para tener el mejor ángulo a green. En el Masters no sólo hay que estar en green, sino también en el sitio bueno para tener el putt más cómodo posible, y ya sabemos lo difícil que es recuperar en el campo de Atlanta.

Tiger se dispara en las apuestas del Masters

Está con la confianza suficiente para afrontar el desafío de un campo muy exigente y se ha quitado de encima el estigma de la marca Tiger

La segunda explicación del calendario elegido por Tiger Woods es la confianza que tiene. Es obvio que se encuentra a gusto, que está pegando a la bola como quiere y que se siente capaz de someter a su juego al mayor de los desafíos. Como decimos, sólo jugó una vez en el Copperhead Course del Innisbrook Resort, sede del Valspar Championship, pero fue en 1996 en un torneo lúdico por parejas con jugadoras del LPGA Tour. Nada parecido a lo de esta semana. Hay que recordar que el final del Copperhead Course (hoyo 16, 17 y 18) está cada año en el top 3 de los finales más difíciles del circuito americano más allá de los majors.

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Incluso, podríamos ir más allá. Tiger también se ha quitado el complejo de la marca Tiger. Nos explicamos. Recordarán que en los últimos años, incluso cuando tocó fondo con las lesiones, convertía cada regreso en un todo o nada. Se empeñaba en clamar a los cuatro vientos que si él jugaba un torneo era para ganar y que no le servía ninguna otra cosa, a pesar de que sabía que su juego no estaba preparado. Era una especie de estigma que no hacía más que echar paladas y paladas de presión sobre sus espaldas. Disparaba las expectativas y su swing acababa saltando por los aires. Éste es un Tiger más prudente, con los pies en el suelo, ha tomado conciencia de cuál es su sitio real ahora mismo en el mundo del golf y eso lo hace mucho más peligroso. Ahora sabe que no pasa nada si no pasa un corte y acaba fuera del top 30 una semana porque hay un objetivo más importante en el horizonte. Ahora disfruta del desafío sin obsesionarse con el resultado ni con el qué dirán.

Ayer jugó nueve hoyos con Furyk, Stricker y Love III

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Tiger jugó ayer los nueve primeros hoyos del Copperhead por la tarde. Salió en un partido Ryder Cup total, junto a Jim Furyk, Steve Stricker y Davis Love III. Se habló de París, seguro que se habló de París. Su juego volvió a ser ordenado, aunque no se contó el resultado. Su mejor golpe fue un drive en el hoyo 9, aunque no es un palo que se utilice mucho desde el tee en este campo. No se metió en ningún problema importante y, sobre todo, estuvo entrenando el juego corto, probando distintas situaciones alrededor de green desde el rough. Pues lo dicho, a Tiger ya no le preocupa tanto el daño que le pueda hacer el zarpazo de un oso o la mordedura de una serpiente (los tres últimos hoyos de Copperhead se conocen como el pozo de las serpientes), sino encontrar la manera de salir vencedor del desafío. El jueves y el viernes jugará con Jordan Spieth y Henrik Stenson.