Para un ganador nato como Tiger Woods, finalizar un torneo en séptima posición después de entregar dos tarjetas de 62 golpes podría interpretarse como una derrota. Pero nada más lejos de la realidad porque lo vivido este fin de semana en el Ritz-Carlton Golf Club de Orlando, en Florida, ha sido, posiblemente, el mayor triunfo del año para el californiano.
Tener la oportunidad de disputar un torneo formando pareja con su hijo Charlie, de 11 años de edad, y demostrar de qué pasta está hecho el pequeño de los Woods es motivo más que suficiente para que Tiger guarde para siempre en la memoria el PNC Championship, el evento en el que el mundo entero descubrió que la leyenda tiene un sucesor en camino.
La que les va a caer a Tiger Woods y su hijo en estas Navidades…
«No creo que haya palabras para describirlo», confesó un emocionado Tiger nada más finalizar el torneo. «El simple hecho de que hayamos podido tener esta experiencia juntos Charlie y yo es un recuerdo que me llevo para toda la vida», añadió. Unas palabras sinceras y emotivas antes de elogiar la sensacional actuación de su hijo.
«Charlie lo hizo muy bien. Fue como en casa, en Medalist. Cada golpe era lo mismo. Entra en su pequeño mundo, piensa el golpe y lo ejecuta. Es en lo que estuvimos insistiendo durante los días previos al torneo y es lo que hizo. Estoy muy orgulloso de su actuación y de lo que hicimos juntos como equipo», explicó en 82 veces ganador del PGA Tour.
Ya es oficial: el hijo de Tiger Woods es tela de bueno…
Hace un año el mundo fue testigo de la última victoria de Tiger. Logró retener para Estados Unidos la Presidents Cup ejerciendo como capitán. Este domingo, en Orlando, frente a las cámaras y pese a terminar el torneo en séptima posición, a siete golpes de los campeones, Justin Thomas y su padre Mike, pudo verse de nuevo a un Woods realmente satisfecho.
«Fue puro golf. Cuando se trata de eso, somos sólo él y yo, entramos en nuestro pequeño mundo y es lo que hicimos aquí. Tener al gran Joe y al pequeño Joe (LaCava) con nosotros, en la bolsa, mantuvo inalterable muestro pequeño mundo tal y como habíamos planeado», finalizó Tiger, a quien nunca una derrota le dejó un sabor tan dulce… Orgullo de padre.
