Charlie Woods ha sido el centro de atención de la primera jornada del PNC Championship, el torneo de padres e hijos del PGA Tour que ha comenzado este sábado en el Ritz-Carlton de Florida. El hijo de Tiger no ha defraudado en absoluto. Más bien al contrario. Con apenas once años ha dejado ya su sello de jugador con un futuro muy prometedor. Es muy bueno.
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Como no tenemos una bola de cristal y predecir el futuro se nos da de pena, no vamos a lanzar la campanas al vuelo con lo que este chico puede hacer dentro de unos años, pero la realidad es que a día de hoy tiene un pinta excelente. Su swing es espectacular, le pega al driver de escándalo y su comportamiento en el campo se parece muchísimo al de un profesional. Hace todas las rutinas pre-golpe igual, va muy serio por el campo, sonríe lo justo, celebra lo justo, se enfada lo justo, aunque también ha sacado el carácter cuando algún putt de ha escapado o ha fallado un golpe… De estos últimos se pueden contar con los dedos de una mano y nos sobran dedos.
El formato del torneo es ‘scramble’ en cada golpe. Es decir, siempre se elige la mejor bola y desde ahí pegan los dos miembros del equipo. Jugar al lado de Tiger Woods ayuda mucho, qué duda cabe, pero habría que decir, siendo justos, que la pareja ha escogido más bolas de Charlie que del propio Tiger. El hijo salía siempre desde un tee más adelantado y ha pegado alguna que otra bomba curiosa, hasta el punto de que Tiger ha decidido no pegar en algún tee porque sabía que no iba a mejorar lo que había hecho el pequeño.
Hay alguien que sabe bien lo que Charlie Woods va a sentir esta semana…
Más allá de sus salidas ha conectado golpes de mucha calidad. El mejor momento del día ha sido en el hoyo 3. Ha hecho un eagle de libro y los tres golpes han sido de Charlie. Gran drive, madera 3 de ensueño a un metro del hoyo y putt para dentro. Bastante más tarde, en el hoyo 16, pegaba un segundo tiro sensacional para dejarla a un metro para birdie. Aplaudía Tiger.
Charlie ha disfrutado como lo que es, un niño, pero sin duda quien ha vibrado más ha sido Tiger. Se lo ha pasado bomba con su hijo, ha celebrado, se ha reído con sus gestos, sus reacciones y han formado un gran equipo. Ha llamado mucho la atención la seriedad de Charlie. Iba muy concentrado, casi en una burbuja. Pegaba su golpe y salía andando hacia delante, sin esperar a su padre, casi siempre sacándole unos metros de ventaja. No estaba de fiesta, el chico estaba compitiendo y la imagen ha provocado una mezcla fantástica de ternura, respeto y admiración.
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Tiger y Charlie han entregado una tarjeta de -10, con un bogey doloroso en el hoyo 15, después de que ambos fallaran un putt muy traicionero de apenas un metro. Ahí, por ejemplo, el enfado de Charlie ha sido curioso… Están en la zona alta de la clasificación, a cuatro golpes de los intratables líderes, los Kuchar, Matt y su hijo Cameron. Están con -14. Gran parte de su resultado ha estado en los greenes. Es innegable que Cameron ha sacado la misma pericia de su padre en los greenes. Han embocado mucho. Bastante más que los Woods. A dos golpes de los Kuchar están Vijay Singh y su fornido hijo Qaas y a tres se encuentran los Lehman, Norman y Duval.
El hijo de Harrington salió a jugar con 15 palos
La curiosidad del día ha sido que el hijo de Padraig Harrington ha salido a jugar con 15 palos en la bolsa y se ha dado cuenta en el hoyo 3, se lo ha dicho a su padre y ha recibido dos golpes de penalidad por cada hoyo que ha jugado con un palo de más.
