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Un caddie de muchos quilates

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Tiger Woods y John Abel en Torrey Pines.

Cuatro meses después de su épica victoria en el U.S. Open, Tiger Woods regresó a Torrey Pines el lunes pasado, esta vez sin cojera. Tampoco llevaba los palos…

Tiger Woods salió del carrito y se acercó a John Abel. Se quitó la gorra y tendió la mano. "He oído que busca caddie. Soy Tiger Woods, encantado de conocerle".

Woods regresó a Torrey Pines para cumplir con su parte del trato del sorteo "Tee Off with Tiger" patrocinado por Buick.

Woods vistió su peto verde de caddie con el nombre de Abel y dirigió a su jugador por los segundos nueve hoyos del South Course, donde ha ganado seis veces el Buick Invitational y una el U.S. Open.

Woods llegó a la casa club de Torrey Pines el domingo y observó que la bandera del 18 estaba en el mismo lugar que el lunes de playoff del pasado U.S. Open.

"Abrí las cortinas y vi el green del 18", explica Woods. "Pensé ‘Qué bueno’ … Vi donde estaba la bandera y pensé … me acuerdo de ese putt".

 

Woods interpretó fielmente su papel desde que llegó en carro al tee del 10 acompañado por un equipo de vídeo que grabó todos y cada uno de los golpes de Abel. Sólo se permitió a dos medios de comunicación observar el juego: Associated Press y el San Diego Union-Tribune.

Woods conducía el carro, daba los palos a Abel, los limpiaba con una toalla y los metía de nuevo en la bolsa. Se agachaba para alinear putts y se encargaba de la bandera. Avisaba de la velocidad de los greenes y hasta soltó una carcajada cuando Abel tuvo que tirar cinco putts para meter la bola en el 10, para un cuádruple bogey de ocho golpes.

 

"Ha sido divertido", explicó Tiger, que también fue caddie de su compañero de equipo de Stanford Jerry Chang. "Ha estado muy bien. He hecho de caddie muchas veces. Para mí, poder hacerlo de nuevo, es siempre divertido".

 

Abel, aficionado de 59 años de West Berlin (New Jersey) que normalmente firma tarjetas de 90 golpes, señaló que su ronda fue mejor de lo esperado. "Dejé de estar tan nervioso después de tres o cuatro hoyos", señaló Abel. "Ha sido fenomenal jugar con él. Me ha enseñado cosas en las que nunca había pensado. Como cuando entra en una trampa de arena, que siente la arena con los pies. Ha sido estupendo".

 

A Abel le costó acostumbrarse a ir con tan renombrado caddie: "Estoy acostumbrado a meter los palos en la bolsa, pero él extendía la mano para que se lo diera. Te resistes a hacerlo … pero qué le vas a hacer".

La bandera del 18 se cambió de posición para colocarla en el mismo lugar en el que estaba el domingo del US Open, cuando Tiger metió un putt de cuatro metros que ya es historia del golf. Cuando Abel terminó su ronda, Woods le regaló un último recuerdo y colocó la bola en el mismo lugar desde el que pateó aquel domingo.

"Cuando me preguntaron ‘¿Sabes lo que está haciendo?’, dije que no", recuerda Abel. "Cuando me acerqué a la bola me dijeron ‘Este es su putt’ ". Pero Abel lo falló. "Su putt cayó dos pulgadas más que el mío", comentaba Woods. "El mío estaba más hacia el valle. Un putt ligeramente diferente".

Abel aseguró que una de las cosas que le llamó la atención de Woods fue "lo normal que realmente es". Hablaron de la paternidad y de la rodilla de Woods, y bromearon sobre lo bueno que sería ganar un par de trofeos más y su necesidad de ganar otra chaqueta verde. La mañana del lunes fue fresca en Torrey Pines y Tiger bromeó "Con otra chaqueta verde estaría bien y calentito".

Woods también comentó que su rehabilitación va bien, pero que su regreso va a ser dictado por los médicos. "Ahora puedo chipear y patear. A principios de año empezaré a poder trabajar movimientos rotacionales más completos. Puedo caminar y todo eso. Pero los movimientos rotacionales van a ser algo diferente".

A Woods le encantaría estar de vuelta en Torrey Pines a principios de febrero para defender su título en el Buick Invitational. Pero no está seguro de que sea un objetivo realista. "Eso es lo más frustrante para mí, porque no lo sé", se quejaba Woods. "Me gusta tener las cosas planeadas. Me gusta saber cuál es el objetivo, pero no lo sé. Y los cirujanos tampoco lo saben, porque nunca se han enfrentado a una lesión como esta en una persona que juega golf de élite. Para un amateur es muy fácil; sólo tiene que volver en nueve meses o diez meses. Pero para mí, no sé cuál es el calendario".

Associated Press