El estadounidense Jason Kokrak (-20) ha tenido que jugar 233 torneos en el PGA Tour para al fin cantar victoria. Lo ha hecho este domingo tras firmar una impresionante tarjeta de 64 golpes en la última ronda de la CJ Cup, demostrándose al fin a sí mismo que es capaz de rematar una faena como hacen los mejores, puesto que en casi una década de concurso ininterrumpido en el mejor circuito del mundo apenas sumaba tres segundos puestos y tres terceros, un bagaje paupérrimo para un jugador de sus hechuras.
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Y las hechuras no hacen referencia precisamente a sus 198 centímetros de altura y sus más de cien kilos de peso, sino más bien a los talentos que atesora como golfista. Aunque, es verdad, al final una cosa lleve también a la otra, pues estamos hablando de un clásico entre los grandes pegadores, capacidad que le venía de serie por la percha que gasta. Hoy, que bajo el efecto DeChambeau se habla tanto de la velocidad de palo y de bola, sólo faltaba que Kokrak se uniera a la fiesta ganadora, puesto que este mozalbete, nacido hace 35 años en Canadá por accidente, nunca ha dejado de aparecer entre los veinte primeros en el capítulo de ‘driving distance’. Más madera.
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No obstante, en Shadow Creek, esa perla de Las Vegas que el común de los mortales ha descubierto esta semana, el ganador tenía que salir de entre quienes anduvieran más acertados de tee a green, y eso es lo que ha hecho Kokrak, sobre todo en esta última ronda, pues fallaba sólo dos calles (la primera en el hoyo 14) y un solo green. De fantasía. Dentro de muchos, muchos años, Jason Kokrak todavía será capaz de poner en pie ante sus nietos, paso a paso, golpe a golpe, aquel tramo de siete hoyos que jugó en Shadow Creek, en la última ronda de la CJ Cup de 2020, en el que rozó la perfección, cuando no nadó en ella. En efecto, el gigante se encaramaba este domingo a lo más alto tras firmar seis birdies entre los hoyos 5 y 11, bordando con hilo de oro en todas y cada una de las parcelas del juego. Un primor. En todo caso, puestos a destacar, nos quedamos con su rendimiento en los greenes esta semana, donde ha sido el mejor con mucha diferencia: entre otras cosas, ha embocado para birdie hasta en catorce ocasiones desde más allá de los tres metros de distancia y le ha ganado a la media más de diez golpes en los greenes.
Hubiera sido divertido ver qué palo llegaba a pegar de segundo tiro DeChambeau en el 18 de Shadow Creek, un par 5 con la calle cruzada y en el que yendo por la línea adecuada se podía dejar la bola bastante cerca del green. De hecho, Kokrak remataba la faena en este hoyo pegando desde la calle con un hierro 9, a lo sumo, desde 147 metros, si es que no era el PW. Pero al final está todo inventado y, sea el caso de Kokrak o el del californiano, resulta que uno termina destacando el temple que muestran con el putter en las manos, casi por encima de todas la cosas…
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Xander Schauffele (-18), que volvía a arrancar la moto en la jornada postrera (vuelta de 66 golpes), podía haber aprovechado la supuesta fragilidad del gigantón en los finales, pero ni Kokrak estaba ya para más bromas, ni tampoco él ayudaba demasiado con un bogey en el 16, penúltimo par 5 del recorrido. El cazador, cazado. Ambos habían sorprendido y superado al líder al inicio del día, Russell Henley (-17), demasiado irregular, y tampoco llegaron a sentir con especial ansiedad la notable carga de Tyrrell Hatton (-17, vuelta de 65). Se la jugaron entre ellos dos y esta vez, por fin, le tocaba a Kokrak ejercer de ‘killer’.
Cabe destacar, por otro lado, el excelente comportamiento del chileno Joaquín Niemann (-13, vuelta de 66) y el colombiano Sebastián Muñoz (-11, vuelta de 69), que han finalizado dentro del top ten del torneo y se han metido en el top 30 de la Fedex Cup 2020-2021, ratificando una vez más su condición de baluartes sobresalientes del golf latino.
