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Crónica de la jornada final del Memorial Tournament

Viktor Hovland: al fin la lucidez

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Viktor Hovland posa con el trofeo de ganador del Memorial Tournament 2023. © PGA Tour
Viktor Hovland posa con el trofeo de ganador del Memorial Tournament 2023. © PGA Tour

Viktor Hovland (-7) se ha llevado el Memorial Tournament después de entregar un 70 en la última jornada y de batir a Denny McCarthy (-7) en el primer hoyo de desempate. El noruego ya gastaba maneras de súper estrella desde hacía tiempo, no había más que repasar su trayectoria en el ranking mundial, donde lleva dos años y medio fiel a su cita cada semana dentro del top 15. Pero este éxito, en semejante torneo, con una nómina de participantes digna de un major y en un recorrido, el del Muirfield Village Golf Club, tan absolutamente puñetero, dicho sea en el mejor sentido, lo eleva a otra dimensión, sin ninguna duda.

A Hovland siempre le ha sobrado energía. Podría estar jugando las 52 semanas del año a pleno rendimiento, harto de verse entre los primeros cada domingo. Y buena falta hacía tener llenas las reservas en un escenario muy de US Open, capaz de doblegar casi cualquier voluntad. Igual que hace unas semanas en el PGA de Oak Hill, otro campo en el que la línea entre el mero accidente y el desastre era muy delgada y donde el jugador nórdico también llegaba hasta el final con opciones.

Pero quizá se echaba en falta un punto de lucidez en su juego, en su manera de estar y ser en el campo. La que hace falta, por ejemplo, para tomar la mejor decisión en los momentos decisivos; o para templar la estrategia y el ánimo, cuando es necesario. Cuántas veces se ha dicho o escrito que a Viktor le faltaba madurar el llamado don de la oportunidad, pero es que este don es propiedad fundamentalmente de los lúcidos. En tal dimensión, ojo con él. Hasta hoy nunca le vimos como serio aspirante al trono mundial; tampoco es que ahora lo situemos a la altura de los Scheffler, Rahm o McIlroy, pero al menos se ha situado en una interesante lanzadera…

Ya se sospechaba que el registro de -6 que había puesto Scottie Scheffler dos horas y media antes de que llegara al 18 el partido estelar iba a hacer pupa. Y la hizo. El texano, que había pasado justito el corte y con el piloto de la reserva encendido, ha estado a punto de llevarse a todos por delante con la única tarjeta del día por debajo de los setenta golpes (67) y un despliegue de juego de otra galaxia, al que nadie se ha acercado ni por asomo. Es un Número Uno armado hasta los dientes, sobrado de recursos, aunque no sea el que lo haga más bonito.

Decíamos que el galope despendolado de Scottie iba a hacer pupa. Uno se pone ahí, con el viento pegando duro por momentos, y esas calles firmes, y esos greenes de piel de tambor, y con un listón ya marcado en -6, viendo que los bogeys son moneda corriente y los birdies cotizan caro… No es sencillo de manejar tal panorama. Todo el crédito por tanto a un jugador como Denny McCarthy, seguramente el mejor pateador del mundo libra por libra, que firmaba su primer y único bogey del día en el hoyo 72, después de errar la salida por la izquierda. Acto seguido, en el hoyo de desempate, fallaría por la derecha y su putter, ni en una ni en otra situación, le sacaría esta vez del atolladero, como sí había hecho a lo largo de toda la jornada. Bien sabe él lo complicado que será volverse a poner en esta situación, pero no le queda más remedio que seguir aprendiendo. Él no estaba llamado, de momento, a ser una súper estrella, un favorito en los Grandes, un hombre Ryder… Veremos si esta semana le ayuda a dar el salto.

Por el camino, como estaba casi previsto, se iban cayendo los candidatos. Uno a uno, lastimosamente. Porque siempre transmiten ese punto de lástima los registros abultados. El 77 de Lipsky, por ejemplo. O el 78 de Cantlay. El 76 de Clark y Matsuyama… Y el 75 de Rory, claro. Suponíamos que el de este domingo era su turno de llevarse un torneo de los llamados elevados, pero toda la templanza del sábado en los greenes trocaba este domingo en inseguridad. Por eso Rorylandia es el reino del nunca se sabe qué pasará, aunque terminen pasando más cosas buenas que malas.

Y el señor Nicklaus, tan pancho. Encantado con el ganador, porque sabe que el recorrido de Hovland es largo, lúcido al fin, y que su verdadera leyenda comenzó a escribirse en esta esquina de Dublin, Ohio. Y verdaderamente orgulloso de que el -2 entrara dentro del top ten y de que al final sólo quince jugadores le ganaran la partida a su bella y fiera criatura. Vieja escuela. Como debe ser.

Resultados finales del Memorial Tournament 2023