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¿Qué diferencias hay entre el Número 2 y el 195 del mundo en este US Open?

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El Número 2, como es bien sabido, es Jordan Spieth, a quien apuntan incluso más focos que al propio Rory McIlroy esta semana de US Open. El texano es el gran heredero y el nuevo fenómeno. Un ciclón en marcha, puro aura incandescente. Imposible no situarlo como favorito en el segundo ‘major’ de la temporada. El Número 195, aunque cueste reconocerlo, es Tiger Woods… Y a él siempre le apuntan todos los focos. Cuesta un poco más situarlo como favorito, pero también cuesta no caer en la tentación de guardarle un pedazo del pastel: ¿y si fuera su semana?

Spieth cuenta con una gran ayuda a los mandos de la bolsa, su caddie Michael Greller. Y no sólo por su habitual pericia y temple o por la fantástica compenetración que existe entre ambos, que también. Resulta que Greller es nativo de la zona y conoce Chambers Bay como la palma de su mano. De hecho, la semana previa a su boda buena parte de los invitados, entre ellos Spieth, estuvieron jugando este campo. Jordan cree que la principal ayuda en este sentido le va a llegar «a la hora de alinearme muy bien en el tee y marcarme la línea de disparo. También a la hora de valorar el terreno en el sentido de cuánto y cómo va a correr la bola después de pegar desde el tee».

Tiger, en este sentido, cuenta con la exploración exhaustiva que ha realizado del campo. Tardó siete horas en jugarlo la primera vez, hace unas semanas, deteniéndose sobre todo en las innumerables posibilidades de jugar distintos golpes alrededor de los greenes.

Ambos, eso sí, jugaron el sábado 18 hoyos en Chambers Bay y otros 18 el domingo y previsiblemente jugarán nueve hoyos cada día de lunes a miércoles. Spieth jugó el campo en 2010, en el US Amateur, pero era otro campo totalmente diferente por la preparación, según ha explicado.

Jordan Spieth, con esa arrogancia ingenua y serena que gasta, lejos del pavoneo y nada hiriente, todo sea dicho, se ha mostrado ya esta semana muy motivado con una posibilidad que sólo está a su alcance. «No se puede ganar el Grand Slam sin ganar el primer ‘major’ del año, el Masters, así que yo soy el único que puede hacerlo este año«, ha dicho en sala de prensa. No está mal como reto. Eso sí, enseguida aclaraba que semejante tarea no puede ser un objetivo concreto.

Tiger, en efecto no puede ganar el Grand Slam en 2015. Pero él se encontró en la misma tesitura que Spieth en cuatro ocasiones, pues tantas fueron las veces que se puso la chaqueta verde. La última de esas cuatro ocasiones se dio por cierto hace justo diez años (su última victoria en el Masters data de 2005). Ni que decir tiene que el Grand Slam sí que era un objetivo concreto para Woods cada año. Pues bien, aquel 2005 Tiger fue 1º en el Masters, 2º en el US Open, 1º en el British y 4º en el PGA. ¿Firmaría Spieth esta cuenta de resultados? Créannos: la firmaría.

Por otra parte, y sea cuales sean sus verdaderas sensaciones, el objetivo que Tiger hará siempre lleva por dentro en una cita de este calibre no será otro que el del triunfo. «La razón por la que sigo jugando es para lograr más victorias, no hay otra motivación», aseguraba hoy.

Jordan Spieth ha señalado que ha estado trabajando muy duro en el putting green la semana pasada y que sus sensaciones son inmejorables. «Necesitaba patear un poco mejor de como venía haciéndolo las últimas semanas». Además, ha puntualizado que sus sensaciones con el juego largo han sido estos días muy buenas: «ojalá el torneo hubiera comenzado hace un par de días…» 

En cuanto a Tiger, lo cierto es que de momento hay que fiarse de lo que ha comentado Jason Day, que jugó el lunes junto a él. Asegura el australiano que si Tiger es capaz de poner la bola en juego repetidamente desde el tee, si es capaz de enderezar el driver, desde luego será candidato principal al triunfo, puesto que el nivel que le ha visto con los hierros es espectacular, de otro mundo, «realmente especial». También afirma que ha visto en perfectas condiciones su juego corto… Las dudas surgen con la acotación. Si Day utiliza el condicional al referirse a su juego desde el tee es que muy fino no debió verlo.