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Tras imponerse por 2&1 a Scheffler en el WGC Dell Technologies Match Play

Horschel pide perdón por el pobre espectáculo de la final

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Scottie Scheffler y Billy Horschel, saludándose © Getty Images
Scottie Scheffler y Billy Horschel, saludándose © Getty Images

La sorprendente final del WGC Dell Technologies Match Play, a la que no lograron acceder ninguno de los 25 mejores jugadores del ranking mundial, terminó convirtiéndose en una de las peores de los últimos años en lo que a nivel de juego se refiere y, sin duda, la más aburrida para los telespectadores. Algo que el propio ganador, Billy Horschel, no dudó en reconocer.

«Creo que no fue un espectáculo bonito», asumió. «Lo siento por los seguidores que lo siguieron por televisión porque no pudieron disfrutar de grandes golpes… o de muy pocos. Vieron demasiados fallos. Muchos pares para ganar hoyos. Yo creo que hice un birdie en toda la final y no estoy seguro de si Scottie hizo alguno», añadió. Scheffler había ‘destrozado’ el Austin Country Club el sábado con ocho birdies para dejar fuera a Jon Rahm.

En cualquier caso, a Billy Horschel la victoria le sirvió para reforzar al máximo la enorme confianza que tiene en su juego. «Siempre sentí que tenía el talento suficiente para competir con los mejores jugadores día tras día. Creo que la diferencia entre Dustin Johnson y Rory McIlroy, por ejemplo, conmigo es sólo la consistencia», desveló visiblemente ‘crecido’.

Horschel conquista el WGC Dell Technologies Match Play con un solo birdie

Tanto, como sus objetivos: «Mis metas son muy altas. Si pudiera llegar al doble dígito de victorias y esos triunfos fueran los cuatro majors y el THE PLAYERS… Siempre sentí que quería ser uno de esos tipos que han ganado el Grand Slam. Creo que sólo tengo un top 5 en los Grandes, así que obviamente suena un poco ridículo decir esto, pero creo que tengo ese talento necesario, sé que tengo ese talento. Simplemente, no he jugado lo suficientemente bien y no he hecho lo que tenía que hacer».

Y entre los retos del nuevo ganador del Match Play aparece subrayada en rojo la próxima edición de la Ryder Cup. En 2014, su mejor año después de ganar los dos últimos playoffs de la FedEx Cup, no llegó a tiempo. Las elecciones del capitán ya se habían llevado a cabo. Pero aquello sirvió para cambiar el calendario y que Estados Unidos decidiera su equipo más tarde de lo habitual. Ahora, Horschel está ante una nueva oportunidad.

«Ha sido la prioridad número uno para mí. Me encanta jugar para Estados Unidos (fue miembro del equipo que ganó la Walker Cup en 2007). Y me encanta jugar ‘fuera de casa’, cuando la gente está intentando empujar para que yo falle. Me gusta demostrarles que aunque intentan hacer todo lo posible para que mi juego se vea afectado, no ocurre».

Una extraña regla de golf que algún día nos podría venir bien

«Siento que tenía que haber estado en equipos de la Ryder Cup antes, pero es culpa mía no haber hecho lo que tenía que hacer. Pero este tal vez sea el año. Siempre ha sido una de mis prioridades. Si llego a formar parte de algún equipo de la Ryder a lo largo de mi carrera, seré feliz», insistió. Y para demostrar que podría serle útil al combinado de la barras y estrellas, Horschel pone un ejemplo.

«Si miras algunos de mis resultados en este tipo de formatos, cómo jugué por equipos, puedes ver que tuve éxito. Como en el Zurich Classic (torneo que ganó junto a Scott Piercy en 2018). También me fue bien en el QBE Shootout. Así que siento que puedo ser un buen socio para formar pareja con muchos jugadores distintos», finalizó.

Nos queda el consuelo del ‘match play ficción’

En el otro lado aparece Scottie Scheffler, un ciclón durante la fase de grupos y las primeras eliminatorias del Match Play, que se desinfló en la gran final. Todas las miradas estaban puestas sobre él, apoyado por el público por su condición de ‘local’. Pero su juego se vino abajo y se tuvo que consolar con el segundo puesto. Algo que no le sentó nada, pero nada bien.

«Realmente, odio mucho perder», dijo. «Estoy bastante cabreado en estos momentos. Odio ese sentimiento y haré todo lo que esté a mi alcance para no tener que volver a sentirme así después de un partido», finalizó. El subcampeonato en el Match Play, al menos, le ha servido para embolsarse un cheque de 1.150.000 dólares y para escalar en el ranking mundial hasta situarse entre los 25 mejores, en concreto, en el 22º puesto, 10 más arriba que hace una semana.