Inicio WGC WGC Dell Technologies Match Play Scheffler mete un purito (o purazo) cada ocho hoyos

Scheffler mete un purito (o purazo) cada ocho hoyos

Compartir
Scottie Scheffler
Scottie Scheffler. (© Golffile | Eoin Clarke)

Scottie Scheffler es el hombre de moda en el golf mundial. Ha ganado tres torneos en poco más de 40 días, un WGC y se ha colocado como Número 1 del mundo. Así va a llegar al Masters de Augusta. Con todos los focos apuntando directamente a sus ojos.

Hemos querido indagar un poco más en sus victorias, en esta racha prodigiosa, en esta turbina que ha sacudido al golf mundial en las últimas semanas. Buscamos claves. Y sí, obviamente, Scheffler hace muchas cosas bien. De un tiempo a esta parte se mete en menos líos con sus golpes de salida, es milimétrico con sus hierros, tiene un gran juego corto, pero sobre todo y ante todo mete mucho.

Analizamos todos y cada uno de los hoyos que ha jugado en el Waste Management Phoenix Open, Arnold Palmer Invitational y WGC Dell Technologies Match Play. En total son 264 hoyos, 72 en Bay Hill y Scottsdale y 120 en el Austin Country Club. Un total de 15 rondas. 

Pues bien, en estos tres torneos Scheffler ha metido un total de 32 putts, chips, sacadas de búnker o approachs de más de diez pies, exactamente tres metros. Si hacemos la división, una matemática simple, resulta que Scheffler mete un purito, o purazo, depende de la ocasión, cada poco más de ocho hoyos. En este sensacional inventario hay desde algún approach de 27 metros desde fuera de green a una sacada de búnker de siete metros y medio o un putt de 16 metros.

Scheffler es un jugador iluminado y con confianza y eso se refleja en esta enorme capacidad de acierto. De hecho, en el Campeonato de Mundo Match Play ha metido de media menos que en Phoenix u Orlando. En siete partidos en Texas jugó 120 hoyos y metió 10 desde tres metros o más, ya fuera para birdie, eagle o par. Esto no es mucho. De hecho, ha habido partidos en los que incluso no ha necesitado embocar nada desde esa distancia para ganar, como ocurrió contra Dustin Johnson, en el desempate contra Fitzpatrick o frente a Tommy Fleetwood. Curiosamente, o no tanto, perdió contra Fleetwood, llegó hasta el 17 contra DJ y jugó seis hoyos de desempate contra Fitzpatrick. Es rematadamente evidente que sin esa ayuda extra de los ‘bonus’ todo se hace más difícil.

Si hubiera que fijar un punto de inflexión en la explosión de Scheffler habría que situarse en los segundos nueve hoyos de su tercera ronda en el Phoenix Open. Allí destapó el tarro de las esencias, se soltó. Hizo 29 golpes con siete birdies y dos pares, vuelta de 62, apareció de la nada y terminó ganando el torneo el domingo en el desempate ante Patrick Cantlay. Después de la segunda ronda ocupaba el puesto 44º y el sábado se puso tercero. Desde ahí ha jugado 13 rondas stroke play y ocho han sido bajo par, con un acumulado de -19 pasando por campos tan difíciles y condiciones extremas como Riviera, Bay Hill o TPC Sawgrass.

En el Match Play, mostró su mayor inspiración contra Ian Poulter en el primer partido, cuando metió cuatro putts de entre cuatro y seis metros y en la final ante Kisner, donde logró embocar tres veces de entre cuatro metros y medio y siete metros. Son los bonus, los puritos o purazos que están empujando a crecer como la espuma a Scheffler.