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Crónica de la victoria de Abrahm Ancer en el WGC Fedex St. Jude Invitational

Ancer aprovecha un colapso de campeonato (del mundo)

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Abraham Ancer posa con el trofeo de ganador del WGC Fedex St. Jude Invitational. © Golffile | Scott Halleran
Abraham Ancer posa con el trofeo de ganador del WGC Fedex St. Jude Invitational. © Golffile | Scott Halleran

El nombre de Abraham Ancer (-16) será el que cierre el palmarés del WGC Fedex St. Jude Invitational, campeonato del mundo que pasa a mejor vida después de 23 ediciones. El mexicano aún no había ganado un torneo en el PGA Tour, lo que ya resultaba extraño, dada la calidad de su golf y la regularidad de sus resultados, pero se ha resarcido del tiempo excesivo de espera con un triunfo en una de las grandes citas del año.

Ancer ha superado en el segundo hoyo de desempate a Hideki Matsuyama y Sam Burns, y lo ha hecho con un birdie sobresaliente en el hoyo 18 del TPC Southwind. Para llegar a este play off al mexicano le había bastado con una tarjeta de 68 golpes, dos menos en el día, pero es que a su buen hacer se unía uno de los colapsos más grandes que se recuerdan en la historia reciente del golf…

Mediada la jornada Harris English (-15) ordenaba y mandaba; templaba y proponía. Y sólo Bryson DeChambeau (-12) parecía capaz de hacerle sombra. El de Georgia había superado un inicio de vuelta algo dubitativo y, una vez recuperados los estándares de juego de las tres anteriores jornadas, parecía levitar hacia el triunfo. Y el californiano, mucho más errático y penitente desde el tee, al menos se las arreglaba para mantenerse a su estela. Ciertamente, parecía cosa de dos, ya que English había alcanzado la cota del -20 y en aquellos momentos el ataque sostenido de Matsuyama y Burns no debía pasar de quedarse en un buen intento…

Y entonces, comenzaba el descalabro. DeChambeau, de entrada, hacía bogey en el hoyo 10, pero es que en el 11, los dos componentes del partido estelar se iban al agua de salida en este par 3, que ciertamente estaba dando muchos problemas a todos los jugadores, una vez que se había levantado un viento que al fin era algo más que una brisa (Si Woo Kim salía de allí con un ‘13’ en la mochila después de tirar cinco bolas agua, una desde el tee y cuatro más desde la zona de dropaje, a unos noventa metros de la bandera). Bryson salía de allí con un triple bogey que los descabalaba, mientras que Harris se anotaba un doble bogey que echaba pimienta al torneo. Desde ese punto, English ya no volvería a mostrar la apabullante solidez de los 64 hoyos anteriores. Aún le iba a caer otro doble bogey más en el 14, par 3, de nuevo yéndose al agua, esta vez después de un claro error de estrategia. El jugador, sin buscar excusas, explicaría después que había tomado malas decisiones por el hecho de ir bajo el reloj de los árbitros, que esta vez sí habían cumplido a rajatabla con su trabajo ante la demora grosera del partido estelar… Es lo que tiene la falta de costumbre, dicho (o escrito) sin ninguna acritud.

Aún trataba English de meterse en el desempate jugando un gran hoyo 18, pero su putt de birdie no entraba y se quedaba tan fuera de juego como visiblemente afectado. Era su gran oportunidad de dar el gran salto (por ejemplo, hacia el top ten mundial), aunque visto lo visto esta semana habrá que suponer que volveremos a encontrarlo en la hora de la verdad de otras grandes citas. No se trata sólo de estar preparado, sino sencillamente también de tener el día bueno en el momento oportuno; ahí estaba a su lado todo un ganador de Grande, DeChambeau, deshaciéndose también según pasaban los hoyos…

Matsuyama y Burns habían remado más y mejor que nadie en la ronda decisiva, con vueltas de 63 y 64 golpes respectivamente, pero en el momento decisivo, el segundo hoyo de play off, Ancer encadenaba tres golpes de maestro con la determinación que suele caracterizarle: una potente y certera madera 3, un hierro que volaba sobre el trapo y dejaba la bola por detrás, a no más de dos metros, y un putt de seda que dibujaba la caída de izquierda a derecha con sublime precisión. Burns no se había quedado atrás, antes bien, incluso había dejado la bola más cerca que el mexicano, pero su putt a vida o muerte no resultaba tan brillante y delicado.

Ancer acumulaba ya 19 top ten (entre ellos, cuatro segundos puestos) en su periplo de casi cuatro años en el PGA Tour, méritos más que suficientes como para reclamar un triunfo, incluso en una cita de gran calado. Y ya de paso México muestra el camino al golf español en los WGC, que sigue siendo su gran asignatura pendiente (Sergio García finalizaba hoy en la 26ª posición tras firmar una tarjeta de 72 golpes).

Consulta aquí los resultados finales del WGC Fedex St. Jude Invitational