¿Qué aficionado al golf en nuestro país se conmovería si le confirmaran esta misma noche que Harris English vendrá a jugar el próximo mes de octubre el Open de España en el Club de Campo de Madrid y el Estrella Damm Andalucía Masters en Valderrama? Seguro que muchos apreciarían la noticia, pero conmoverse, lo que se dice conmoverse, más bien ninguno.
Bien, pues Harris English (-8) es líder en solitario y destacado del WGC Fedex St. Jude Invitational, después de firmar unos nueve primeros hoyos primorosos en el TPC Southwind de Memphis (los despachaba con 28 golpes y siete birdies) y de entregar finalmente un excelente 62. De acuerdo, queda mucho torneo por delante y es posible que el hierático jugador de Georgia no aguante ahí arriba hasta el final, mucho menos con el escuadrón de extraordinarios peloteros que compiten esta semana. Pero no será porque English no venga demostrando desde hace exactamente un año que ya no es sólo aquel elegante y buen jugador que de tanto en tanto se asomaba al top 100 mundial. Este muchacho de 32 años es hoy, vaya sorpresa, Número 14 de mundo y desde que quedara segundo en el Northern Trust de agosto 2020 casi no ha hecho otra cosa que apretar y apretar, afinar y afinar y hasta ganar y ganar.
¿Qué tiene que hacer Harris English para que de verdad tengamos fe ciega en él?
¿Acaso pelear de verdad por un Grande? Bueno, en realidad lo hizo hace unas semanas en Torrey Pines. Y hace unos meses también salía a jugar la última ronda con opciones reales en Winged Foot…
A día de hoy, tal y como anda la clasificación del equipo de la Ryder estadounidense, él debería ser una de las seis elecciones del capitán de las barras y estrellas, pero quién más, quien menos, ponemos entre paréntesis la candidatura de English, no se sabe por qué extraño prejuicio. No nos creeremos que va a jugar la Ryder hasta que los veamos pinchando en el tee del 1 del Whistling Straits. Afortunadamente, Stricker, el capitán, parece un tipo justo y templado.
A lo mejor ocurre sencillamente que hay tanto y tan bueno a aquel lado del Atlántico, que de un modo inconsciente ponemos el listón de la exigencia muy alto. O puede que sea que a Harris le faltan una pizca de carisma y dos pinceladas de Tik-Tok. En fin, los recientes antecedentes nos dicen que este 62 suyo no es ningún brindis al sol y que lo mismo English aguanta ahí arriba hasta la mismísima recta final del torneo. Que cada cual maneje los prejuicios y la pereza intelectual como buenamente pueda.
El torneo ha comenzado a todo trapo, a golpe de birdie, las condiciones de juego han sido casi inmejorables en la primera jornada y, aunque los greenes se irán poniendo más duros, parece razonable pensar que los registros de -16 y de -13 que valieron a Koepka y Thomas para ganar en 2019 y 2020 en este campo, quizá se queden algo cortos en esta ocasión.
En esta tesitura, la tarjeta de 70 golpes que ha firmado Sergio García (PAR) es más un lastre que otra cosa. Sigue el español sin alinear todas las parcelas del juego. Y lo mismo podría decirse de Dustin Johnson (-1), cuyo pretendido asalto al trono mundial se complica, y de Rory McIlroy (+2), que venía de hacerlo bien en Tokio, pero que hoy ha vivido una pesadilla en los alrededores de los greenes.
