Que nos perdone Francesco Molinari y de paso que nos perdone también Pello Iguarán por semejante atropello a la superstición. Pero los datos son los que son y tampoco vamos a negarlos. Todos los caminos de Chapultepec conducen al golfista italiano. Apuesten por él si no quieren andarse por las ramas. Delineante como pocos desde el tee, ha demostrado durante su carrera ser un maestro cuando se trata de lidiar con las alturas y los árboles.
Porque altura y árboles hay para aburrir en el WGC México Championship que hoy comienza. De los 2.300 metros por encima del nivel del mar ya se encargó Rory McIlroy de explicar cómo pueden llegar a influir. En cuanto a los árboles, un dato: hay 6.038. El campo tiene 7.330 yardas. Calculen. Bosque, mucho bosque. Se cuentan 25 especies distintas entre las que están eucaliptos, pinos, cedros blancos o cipreses.
Chapultepec es un laberinto de calles estrechas donde la precisión será un factor determinante. «Es muy estrecho, podría dejar perfectamente el driver fuera de la bolsa», aseguraba ayer el Número 1 del mundo, Dustin Johnson. Él, por ejemplo, pega un solo drive en los segundos nueve hoyos. El campo amenaza desde el tee. «Cada calle fallada será un castigo severo», afirma Adam Scott. «No hay otra que tener la bola en juego, así que yo pienso ser muy conservador desde el tee», reconocía Rickie Fowler.
Y en medio de este panorama, ¿por qué el nombre que van susurrando los árboles de Chapultepec es el de Francesco Molinari? Pues es muy simple, más allá de que salta a la vista por el tipo de jugador que es sólo basta con echar un vistazo a sus actuaciones en campos de este pelaje.
Recuperamos el interesante blog de Pablo Larrazábal del pasado martes. El golfista español hacía una espléndida radiografía del recorrido mexicano y aseguraba que era una mezcla entre el Club de Golf Milano, donde el año pasado se jugó el Open de Italia, y Crans sur Sierre, sede cada año del Omega European Masters de Suiza. Pues bien, Molinari ganó en Italia el año pasado y en Suiza tiene cuatro top veinte y un segundo puesto en 2006.
Hay más. El mejor resultado de Molinari en el PGA Tour fue un tercer puesto en el Memorial Tournament, el torneo de Jack Nicklaus. La sede del Memorial es Muirfield Village, un campo metido en un bosque de árboles. Y el asunto no queda aquí. Si Chapultepec tiene 7.330 yardas, resulta que Muirfield tiene 7.352. Hay que mirarlos con lupa para ver las diferencias, más allá, obviamente de la altura a la que se encuentra cada uno.
Y un ejemplo más para apoyar al prototipo Molinari en México. Valderrama, otro campo de árboles, donde la precisión es tarea fundamental, el italiano fue undécimo en 2011. Aunque hablando de este prototipo de golfista, nos permitirán que añadamos otro nombre, un golfista con un juego similar al de Molinari aunque habría que calificarlo como mucho más ‘outsider’ que el transalpino, entre otras cosas porque tiene mucha menos experiencia en estas lides. Hablamos de David Lipsky. El norteamericano está cuajando una muy buena temporada, ya ganó en Crans Sur Sierre y tiene las cualidades para hacerlo bien en Chapultepec: va muy recto, se deja muchas opciones de birdie y tiene un gran juego corto.
Así que lo dicho, no se anden por las ramas y apuesten por Molinari. Eso sí, cruzando muy fuerte los dedos después de este artículo. Consulten aquí los resultados en directo del WGC México Championship.
