Inicio WGC WGC México Championship Un ejercicio específico para entrenar el ‘feeling’ en Chapultepec

Un ejercicio específico para entrenar el ‘feeling’ en Chapultepec

Compartir
Jorge Campillo, en el campo de prácticas de Chapultepec. © Ten Golf

Jugar al golf en Chapultepec es como hacerlo en otro mundo, en otra dimensión. Jon Rahm mandaba su bola a 300 yardas desde el tee de salida en el hoyo 18 hoy en la ronda de prácticas. Había pegado la madera 5 a una calle que recibe cuesta arriba. No es fácil acostumbrarse a estos vuelos kilométricos. De hecho, nunca llegas a hacerlo realmente. Simplemente es una cuestión matemática. Hay que creer en ello. Se hacen sumas y restas, se saca un número y se tiene fe. No hay mucho más. O sí…

La dura batalla mental que está librando Sergio García

Porque claro, la teoría matemática funciona cuando hablamos de golpes enteros. Ahí no hay mucha dificultad. Se coge la calculadora, se aprietan los botones y se sacan conclusiones. Papel y lápiz. Donde antes hacía tanta distancia con un hierro 7, ahora hago esta otra. Listo. Se deja anotado y se sale a jugar. Después quedan otros ajustes en función del calor y de la trayectoria de la bola, algo que se hace en todas las semanas aunque aquí sea un poco más acentuado.

El asunto del que hablamos en el título es otro bien distinto. Qué ocurre cuando son golpes de ‘feeling’, ya saben esos tiros por debajo de 100 metros en los que no pegas un golpe entero. Esos que se hacen con medio swing, tres cuartos, un cuarto… Amigo, aquí la cosa cambia. Ya no es sólo una cuestión de cálculo. Estos son los golpes más difíciles en Chapultepec y por este motivo, entre otros, Jorge Campillo los ha estado trabajando este martes en México de una manera especial.

VÍDEO: Primera toma de contacto desde Chapultepec

¿Cómo se trabaja el ‘feeling’? Pues Jorge, codo con codo con su caddie, Jesús Legarrea, han preparado el siguiente ejercicio: ha cogido el wedge de 58 grados y, con la ayuda del ‘trackman’ (aparato que ayuda a medir la distancia exacta que hace tu golpe así como otros muchos parámetros), han pegado 120 bolas repartidas en grupos de 15 a las siguientes distancias: 40, 50, 60, 70, 80, 90, 100 y 110 yardas. Es decir, Campillo pegaba lo que él pensaba que era un golpe a 40 yardas en el campo de prácticas y, después, el ‘trackman’ le decía cuánto había hecho realmente y a cuánto se había quedado de la bandera. En muchas ocasiones, antes de decir en alto la lectura del aparato, Legarrea le preguntaba a Campillo cuánto creía que había hecho, para entrenar realmente la sensación y el instinto del jugador.

Jon Rahm entra en uno de los grupos destacados del WGC México

Al final de cada distancia, con 15 bolas cada una, la máquina ofrece una resumen y determina cuál es el hándicap del jugador según sus resultados, una buena manera también de motivar al golfista. Por ejemplo, a Campillo le ha salido un hándicap de +6 a sesenta metros de la bandera. Lo tiene bien pillado…

Arranca #THEGAME con novedades jugosas y una nueva final en Valderrama

Los golpes de ‘feeling’ son los más complicados en Chapultepec y esta es una manera de agarrar más confianza antes del torneo. Campillo y Legarrea han realizado este entrenamiento también para afinar aún más en los golpes de colocación. En función de con qué distancia se encuentre más cómodo, después en el campo se puede decidir dejarla a 50, 60 o 70 metros, lo que le vaya mejor al jugador. Es además un entrenamiento liviano, divertido y que no desgasta en exceso en una semana de torneo. Después, Campillo jugó nueve hoyos.

Los números y datos curiosos del México Championship