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Las tres claves que han analizado de manera minuciosa el equipo español

Condiciones en Tokio para echarse a temblar: 41 grados y 85 por ciento de humedad

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Azahara Muñoz, hoy durante el día de prácticas en el Kasumigaseki Country Club.

«Hemos hecho un gran trabajo, minucioso y meticuloso, y tanto Carlota Ciganda como Azahara Muñoz están muy animadas, ilusionadas y, sobre todo, están convencidas, creen de verdad que el sueño es posible. Están seguras de que pueden llegar a lo más alto en Tokio 2020. Ya sólo nos falta una gotita de suerte, pero confío mucho en este equipo. Mucho». Son palabras a Ten Golf de Marcelo Prieto, capitán del equipo olímpico español femenino apenas unas horas antes de que comience el torneo en Kasumigaseki Country Club. De su mensaje se desprende ilusión y confianza. El cóctel más poderoso que se puede preparar antes de un torneo de golf.

¿Hasta qué punto ha sido meticuloso el trabajo que han realizado nuestras jugadoras en las horas previas? Sirvan estas tres muestras para configurar el botón. La predicción meteorológica para este miércoles, día de inicio de la competición, es terrorífico. Se esperan 41 grados y una humedad del 85 por ciento. Son circunstancias muy especiales, muy extremas y hay que prepararse para ellas. El equipo ha estado calculando en el campo y con el trackman cuánto más vuela la bola en estas condiciones. No se deja nada al azar. La medición que han realizado estima que la pelota volará unos seis metros más. Hay que contar con ellos en cada golpe.

«Es curioso porque estamos a 18 metros sobre el nivel del mar y hay mucha gente que piensa que en condiciones de humedad la bola vuela menos porque el aire es menos pesado, pero ocurre justo al contrario. Esa humedad, ese vapor de agua que flota en el ambiente, es más ligero que el aire seco, por lo que si unimos esta humedad a una temporada por encima de 40 grados, es muy importante tenerle en cuenta. Es un condicionante», asegura Marcelo. Si el golpe es de 160 metros hay que pegar como si fuera de 166.

Los otros dos elementos en los que más han trabajado en las últimas horas son los greenes y las caídas de los drives. Lo explica Marcelo: «los greenes son muy grandes pero están perfectamente divididos en sectores. Lo más importante es estar en el sector correcto de green porque de lo contrario se corre el peligro de hacer tres putts. Son greenes grandes y rápidos. Así, hemos estudiado cuál es el mejor sitio de la calle donde hay que estar para tener el mejor ángulo en función de dónde esté la bandera. Eso lo ajustaremos mañana por la mañana con los caddies», apunta el capitán.

El otro aspecto que han estado calculando es cómo bota la bola en la calle a la caída del drive de Azahara (unos 220 metros) y Carlota (algunos metros más). Si se quiere tener el mejor ángulo para atacar el sector correcto de la bandera, es importante saber si una calle tiene tendencia a girar hacia la izquierda después del bote o hacia la derecha. «El trabajo está hecho, lo tenemos claro y es importante también para evitar el rough. El campo se está poniendo más duro, la bola rueda más y hay que quitar el rough de la ecuación. Es cierto que lo han recortado un poco, pero aún así es casi imposible controlar el golpe desde la hierba alta», afirma.

Así las cosas, el trabajo está realizado al detalle y la moral de la tropa no puede estar más alta. Que empiece a rodar la bola y, por supuesto, que aparezca esa gotita de suerte.

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