No están en puestos de medalla, aún, ni se han conseguido meter en el top ten, aún, y habrá que ver si pueden hacerlo a lo largo de los tres próximos días, pero lo que han hecho hoy Patrick Reed (-3) y Jorge Campillo (-1) tiene un mérito enorme y hay que darle el valor que le corresponde. Ninguno de los dos sospechaba el pasado domingo que iba a disputar los Juegos Olímpicos. Su viaje se programó de urgencia por las bajas de Bryson DeChambeau y Jon Rahm y llegaron ayer a Japón con el tiempo justo de acreditarse, echarse un rato en la cama y salir a jugar hoy el recorrido Este del Kasumigaseki Country Club, sin más información que la ofrecida por los otros miembros de su equipo. Han salido casi a ciegas a un campo que jamás habían jugado y los dos han hecho bajo par. Chapeau.
Reed, con una vuelta de 68 golpes, se ha colocado provisionalmente en el duodécimo puesto, empatado precisamente con Adri Arnaus (-3) y con su compañero de equipo Xander Schauffele (-3). De los grandes favoritos al triunfo, se podría decir que Reed, el capitán América, es el mejor situado con el permiso de Paul Casey (-4), el propio Schauffele (-3) y Viktor Hovland (-3), con los que está igualado. Reed ha entregado una tarjeta sin bogeys, y es que nuevamente su maravilloso juego corto ha acudido al rescate de este jugador con mil vidas. Sólo ha cogido diez greenes y ha firmado nueve de nueve en recuperaciones. Un seguro de vida.
Mientras, Campillo ha hecho 70 golpes con tres birdies y dos bogeys. Ha terminado salvando muy buenos pares en los hoyos 15, 16 y 18, mientras que se le escapaba una buena opción de birdie en el 17. Su recuperación en el 18 ha sido especialmente valiosa, ya que fallaba la salida al rough, tenía que jugar corto y se dejaba un tercer golpe de 60 metros. El extremeño la ha clavado y se ha dejado un putt de menos de dos metros para par. Se trata, sin duda, de un buen comienzo.
Los grandes favoritos han comenzado guarecidos en un segundo plano. No se puede decir que estén mal colocados, ni mucho menos, pero parece como si hubieran querido dejarle el protagonismo en la primera jornada a algunos ‘outsiders’. La clasificación no deja lugar a la duda. Manda el austriaco Straka (-8) con un golpe sobre el tailandés Jazz Janewattananod (-7), dos sobre el belga Thomas Pieters (-6) y el mexicano Carlos Ortiz (-6) y tres sobre el danés JB Hansen (-5), el venezolano Jhonattan Vegas (-5) y el filipino Juvic Pagunsan (-5). Los que jugaron en los últimos partidos, Vegas, Jazz y Pagunsan tienen más mérito si cabe ya que las condiciones han sido un poco más difíciles. Se ha levantado más viento, el agua caída ha puesto más complicado el rough y los greenes ya no rodaban de manera inmaculada como por la mañana. De los siete primeros, ninguno está en el top 50 del mundo y el mejor clasificado es Carlos Ortiz, en la posición 61ª, sólo hay dos top 100 y tenemos a Pagunsan en el puesto 226º.
De este modo, los grandes gallos parecen haberse situado al acecho, a la espera de atacar los tres próximos días, con la tranquilidad añadida de que no hay corte. Rory McIlroy (-2) y Collin Morikawa (-2) están cerca de la cabeza sin haber desplegado, ni mucho menos, su mejor juego, especialmente en el caso del norteamericano. Además, Matsuyama también se ha quedado en -2, Tommy Fleetwood en -1 y Justin Thomas en el PAR. El Número 4 del mundo es el que parece haber cedido ya demasiado, pero sabiendo de sus cualidades para meter vueltas bajas, aún no hay que darlo por descartado ni mucho menos. Eso sí, necesita cogerle el aire y el temple a los greenes.
