Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2023 Rahm desactiva la bomba emocional en Augusta
Así llega al Masters 2023 el golfista de Barrika

Rahm desactiva la bomba emocional en Augusta

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Jon Rahm
Jon Rahm.

Jon Rahm lleva siete años seguidos entrando al Augusta National por Magnolia Lane. Siempre hace la misma broma. «Mira, Kelley, ahí a la izquierda tenemos el mejor chipping green del mundo y no lo podemos utilizar». Su mujer, claro, se gira, lo mira con su cara más paciente y le responde: «ya, Jon, me lo dices todos los años».

Esta chanza entre ambos es el mejor reflejo de la ilusión que tiene Rahm cada vez que pisa el Masters. «Es como si a un futbolista le dices que va a jugar todos los años la final de la Liga de Campeones y en el mismo campo. Es algo único», asegura.

Hay cosas que no cambian por muchos años que pasen, pero otras sí. De esas se encarga Jon. Cambia, por ejemplo, la manera de enfrentarse emocionalmente al desafío de Augusta. Lleva tiempo el golfista de Barrika buscando la manera de bajar las pulsaciones en la semana del Masters. Los primeros años tuvieron siempre una enorme carga psicológica. Tiene tantas ganas de ganar aquí que casi no pensaba en otra cosa. Era una obsesión. Y lo sigue siendo, pero lidia de otra manera con ella.

En los días previos al Masters, en años anteriores, hemos visto a un Jon excitado, nervioso y hasta espídico deseando que llegara el jueves. Todo eso le provocaba un desgaste emocional que le consumía la energía. Le costaba llegar al domingo. Se dio cuenta pronto y ha estado buscando la manera de desactivar esa bomba emocional. En los últimos años se pasó por el otro lado. Se veía a un Jon muy tranquilo, quizá demasiado, hasta en el tono de voz, susurrando más que hablando…

Sin embargo, este año, y aún a riesgo de ir más lejos de la cuenta, nos hemos encontrado a un Jon normal. Al auténtico Jon. Al mismo Jon que vemos antes de un Genesis Invitational, la Final de Dubai, el Arnold Palmer o la Final de Dubai. Un Jon tranquilo, divertido, relajado y concentrado al mismo tiempo. Con una mirada de convicción. Su expresión es puede ocurrir. En años anteriores, por contra, era más de tiene que ocurrir. Parece un matiz, pero es importante.

Jon no había caído, por ejemplo, en que el domingo es el cumpleaños de Seve. «Ni lo había pensado, la verdad». ¿Y sabes lo que ocurrió la última vez que fue su cumpleaños un domingo de Masters?, le ha preguntado un periodista. «Sí, que ganó Sergio… pero vamos, que no lo he pensado. Suficiente tengo ya como para meterme más presión con más datos. Vamos a dejarlo ahí», ha contestado con una sonrisa. Sí, Jon ha desactivado la bomba emocional del Masters. Sé que puede ocurrir y estoy preparado para que ocurra, pero no tiene por qué ocurrir. Convicción. Presión controlada.

Hoy mismo ha desayunado con Rory McIlroy en Augusta antes de sentarse con los periodistas y jugar su ronda de prácticas con José María Olazábal y Sergio García. Los nueve segundos hoyos. Es naturalidad y normalidad. «No he cambiado nada en la preparación para este Masters, y mucho menos habiendo ganado tres veces. No tendría mucho sentido. Lo único es que realmente vengo con más confianza que otras veces, pero esa confianza apenas sirve el jueves, viernes y sábado, hay que jugar bien, sí me puede venir bien si el domingo llego a los últimos nueve hoyos con opciones, entonces sí que sirve haber ganado tres veces este año», asegura. El primer plan, por tanto, está claro, llegar a los últimos nueve del domingo con posibilidades de victoria.

Rahm se ha definido hoy ante los periodistas como un «yonki» del golf. Lo ve todo, le gusta la historia y no hay vídeo que no tenga ya grabado en su memoria. Incluso, ha compartido cuáles son sus favoritos: «los nueve últimos hoyos del triunfo de Seve en Royal Lytham, con Hale Irwin sacando el pañuelo blanco, y del Masters me quedo con el duelo entre Tiger y Mickelson en 2002, la última vuelta de Seve en 1980, cuando ganó su primer Masters, y el triunfo de Mickelson en 2010″. Eso sí, su primer recuerdo de ver el Masters es de 2004, el segundo golpe de Mickelson en el hoyo 14. Jon, en su salsa, hablando de historia del golf, de golpes, de lo que más le gusta.

Esa versión bromista también la sacó al hablar de los jugadores de LIV Golf. «Ni me había percatado. Ayer cuando vi a Dustin Johnson me pareció todo normal, claro, el Masters y Dustin Johnson, no lo pensé… Sólo me di cuenta de que había algo distinto cuando vi que llevaba zapatos de Footjoy (Adidas ha dejado de patrocinarlo en LIV) y cuando he visto que Sergio en lugar del logo de Adidas lleva un pokemon», señalaba entre risas. «Oye, que esto se lo voy a decir yo a él luego», matizaba sonriente.

Sí hay algo distinto en este Masters respecto a los anteriores. Su fiel escudero no está con él. No, tranquilos, no nos referimos a Adam Hayes. Su caddie sigue ahí al mando de su bolsa y bien que nos alegramos. Falta Jeff Koski, su agente y mano derecha y a veces hasta izquierda. Está previsto que mañana sea padre por primera vez y no estará en Augusta. Seguro que Jon le quiere brindar algo importante esta semana…

Y pase lo que pase, gane o no gane, Rahm volverá aquí el año que viene y le hará la misma broma a Kelley. Eso seguro.