Jon Rahm no espera regalos de Brooks Koepka. Haría mal en esperarlos. El de Barrika tiene claro que si quiere ganar el Masters de Augusta se lo tendrá que arrebatar al de Florida de las manos. Está dispuesto a dar batalla. Así lo confirmaba tras la suspensión de la tercera jornada.
«Brooks Koepka es un golfista que ha jugado mucho en el European Tour, ha ganado cuatro Grandes en diferentes circunstancias, es alguien que ha jugado bien en todos los elementos y sabes que no va a cometer muchos errores, puede que salgan algunos porque las condiciones son difíciles y puede ocurrir en cualquier caso, pero no demasiado. De este modo, lo único que puedo hacer es concentrarme en lo que yo pueda hacer más que otra cosa», asegura.
Jon está contento con el juego desplegado, no sólo en los seis hoyos y medio de la tercera ronda que ha podido disputar, sino también de los nueve que jugó esta mañana para completar la segunda jornada. «Han estado muy parecidos de juego los dos. Esta mañana he hecho dos recuperaciones muy buenas en los hoyos 11 y 13 y después he metido buenos putts en el 12 para birdie y en el mismo 13 para par. Ha sido una pena el bogey del 16, porque había tirado bien el putt, igual que en el hoyo 5 por la tarde, pero no he jugado mal y estoy contento. Lástima que no pude salvar al menos un par en el 4 o el 5. Tiré dos buenos putts y es lo que es. El 5 es extremadamente largo, 500 yardas bajo una lluvia torrencial. Contento como terminé, con un gran swing en el 6 y dos grandes swings en el 7. Estoy confiado, jugando un buen golf y queda mucho. Igual no se ha podido apreciar mucho por televisión, pero hacía bastante bien por la tarde. No estaba fácil», explica.
En otro orden de cosas, Rahm confirma que el juego se paró cuando ellos llegaron al green del 7 porque estaba impracticable. Fueron los que avanzaron la suspensión. «Ese green había estado mojado durante mucho tiempo. Llevaban un rato limpiándolo. Entiendo que intenten que juguemos el mayor número de hoyos posible, pero cuando intentaron sacar el agua era evidente que no iba a ser posible. No se puede decir que fuera tarde, porque no les culpo por querer que juguemos lo máximo posible. Los elementos son los que son».
No tiene ninguna duda de cuál fue el golpe más difícil del día. «El segundo en el 18. El hierro 4 tenía muy pocas posibilidades de llegar al green. Pensé que cualquier golpe corto era mejor que un tiro con la madera 5. Quería jugar seguro. El golpe de salida tampoco fue un picnic. El golpe de salida en el 17, 18 o ese segundo golpe allí en el 18».
En cuanto a la larga jornada dominical que les espera, donde si todo va bien y no hay más suspensiones, podrían jugar 30 hoyos, Jon afirma que está preparado. Transmite confianza. «No pasa nada. No es la primera vez. Ahora hay que volver a casa a descansar y tratar de ir a la cama pronto. No es nada especial. Con la adrenalina que hay la cosa no cambia mucho», remata.
