Miguel Ángel Jiménez no varía un ápice su rutina después de cada vuelta. Haga calor, frío o llueva. Haga sesentaypocas, el par o setentaytantas. Da igual. Se para, charla un momento con su caddie, habla con su fiel infantería que aguarda tras las cuerdas, saca la purera y se enciende el cigarro. Paso por paso. Hoy, sin embargo, había algo distinto…
Jiménez andaba pensativo, incómodo, rabioso, como si interiormente estuviera discutiendo a voz en grito con él mismo. La vuelta de 76 golpes ha hecho daño. Se pone con +1, sin opciones ya de ganar el Masters. Siente que se ha traicionado. Y eso no es fácil de llevar. “Siempre se puede hacer mejor, pero hoy no ha salido. Estoy dándole vueltas a la cabeza y no he estado fino en los greenes. He fallado ocasiones de birdie y he tripateado dos veces. No, hoy no he hilado fino”. Era la primera reflexión de Miguel, en caliente. Sin embargo, detrás había mucho más. Poco a poco va saliendo…
“Me he complicado la vida yo solito. He ido buscando el resultado y así no se puede jugar en Augusta. Parece mentira que me vuelva a pasar. He ido a por los birdies y lo he pagado. Me ha podido la ansiedad, la presión. Estaba con demasiadas ganas de estar ahí arriba”, asegura sincero Miguel.
Jiménez salió al campo convencido de que era el día, de que las cosas iban a salir. Estaba a gusto con su juego, seguro. “Pensaba que iba a hacer lo que quería con la bola y eso te mete más presión y ansiedad. En Augusta hay que jugar como hay que jugar, sin buscar las banderas, por debajo del hoyo, a ver si me lo meto de una vez en la cabeza… Darme un espejo que lo voy a volver a decir a ver si me entero”, señala con su habitual e inimitable sentido del humor.
El malagueño reconocía que “quizá me han podido las ganas de hacerlo bien. El campo está franco y bueno, con los greenes algo frescos para tener control. Pero hay que jugar como hay que jugar. Un ejemplo ha sido el hoyo 9. He pegado un gran drive a la parte derecha de la calle, con el ángulo bueno. He tirado a la bandera, pero sólo había dos metros a la izquierda de margen. Me he ido un poco a la izquierda y al búnker. En Augusta tienes que jugar dejándote margen, si no, cuando fallas, está muerto”, analiza.
