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Era el otro zurdo

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Quinto Masters de Augusta que se apunta un jugador zurdo en los últimos diez años: uno de Mike Weir, tres de Mickelson y el que acaba de llevarse Bubba Watson (-10), después de vencer en el segundo hoyo de desempate a Louis Oosthuizen. Esperábamos a un zurdo, Mickelson, pero el domingo otro tomaba el relevo…

Bubba ha dado el salto definitivo con esta victoria. En apenas un lustro se ha subido a la chepa del golf mundial. En realidad, en poco más de dos años. Precisamente en una semana en la que un jugador con la potente trayectoria de Sergio García ha confesado su frustración e impotencia ante los Grandes, resulta que canta victoria un fantástico golfista, por supuesto, pero que al fin y al cabo había obtenido su primer triunfo en el circuito americano hace menos de dos años. Un jugador que, a punto de cumplir los 34, disputaba su cuarto Masters y sumaba en total sólo dieciséis presencias en los ‘majors’.

Watson ha demostrado hoy que está hecho de una pasta especial. Metámonos en su pellejo: inicias una ronda de domingo a tres golpes del líder y te apuntas un bogey en el hoyo 1, para a continuación asistir en el hoyo 2 y en primera fila a uno de los hitos de las 76 ediciones del Masters: albatros de tu compañero de partido, Oosthuizen, en el único par 5 del recorrido donde jamás se había visto algo semejante. Algo así achanta a cualquiera. Pero mantuvo el tipo. Y ya en el tramo decisivo tampoco le sacó de ritmo un bogey en el 12 tras un espantoso primer putt desde el collarín. Si algo parece tener claro este hombre es que los errores forman parte del juego. Pasa página con una facilidad pasmosa.

Mickelson, por su parte, había dilapidado su registro y sus buenas sensaciones con un terrible hoyo 4, donde firmaba un triple bogey después de pegar una escapada considerable desde el tee en este par 3 y jugarse luego dos golpes a ‘diestras’ desde el borde de la espesura. Le va el drama. De todos modos se le esperaba con interés por los segundos nueve hoyos y allí, en efecto, se fabricó dos opciones de eagle. Esta vez le faltó la chispa definitiva para incendiar Augusta.

Oosthuizen, además, ha resultado un rival muy duro. Una roca. Muy seguro y fiable con el putter y notablemente sólido de tee a green. En los momentos decisivos, no obstante, ganó el mejor, porque Bubba Watson pateó desde más cerca en el hoyo 72 y también en el primer hoyo de desempate (aquí el sudafricano salvaba un magnífico putt de par desde unos dos metros). Además, en el segundo hoyo de play-off (10), ambos fallaban la salida, pero Bubba resolvía con mayor brillantez los problemas, pegando un wedge desde los árboles que cerraba majestuoso y dejaba la bola a tres metros del hoyo.

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