Se acabó lo que se daba. Se ha intentado pero ha sido imposible. Las tormentas se han impuesto al golf y se han llevado por delante el entrañable torneo de pares 3 que sirve de aperitivo cada año al Masters de Augusta.
Primero hubo una suspensión del juego a las diez de la mañana, siempre hora local. No llovía, pero la primera tormenta andaba al acecho. La ronda de prácticas partida por la mitad. Nadie pudo jugar 18 hoyos, algunos como Sergio García acabaron nueve y otros apenas llegaron a cuatro, caso de Rafa Cabrera Bello, José María Olazábal y Jon Rahm.
Se sacó al público del Augusta National y no se les permitió entrar de nuevo hasta las doce y media. Toneladas de paciencia por parte de los aficionados. El torneo de pares 3 arrancó a esa misma hora, pero apenas 55 minutos se volvió a suspender, ya de forma definitiva. Otra tormenta se echó encima del campo del Masters.
Así las cosas, el mal tiempo se ha cargado la mítica maldición de los pares 3. No ha habido ganador, por lo que nadie tendrá que soportar el peso de la historia de que ningún vencedor en los pares 3 consiguió ganar después del Masters de Augusta. Sólo un jugador terminó el recorrido de nueve hoyos. Fue Bubba Watson y se quedó lo más lejos posible de ganar, con un parcial de +9. Tener dos chaquetas verdes te da esta experiencia… Digamos que por si acaso ni siquiera tiró a bandera. De los que no acabaron la vuelta, los mejores eran Mike Weir (que hizo un hoyo en uno) y Brendan Steele, ambos con -3.
Sólo un español salió a jugar. Fue José María Olazábal, para alegría de su sobrino Joseba Torres que le llevó la bolsa. El maestro de Fuenterrabía llegó a jugar siete hoyos con un parcial de par.
La tormenta también se llevó por delante el esperado duelo ¿al sol? de Jon Rahm y Nick Faldo. El golfista de Barrika y el gran campeón inglés se citaron vía Twitter en este torneo de pares 3 para resolver una apuesta.
Todo comenzó con un error de Faldo, que llamó John a Rahm en Twitter para hablar de su swing con un aficionado. Jon le puntualizó el error, Faldo se disculpó y el español le dijo que por esta vez lo dejaría pasar, pero que a la siguiente le tendría que prestar durante una semana la chaqueta verde.
Faldo recogió el guante y le lanzó una apuesta: «juguemos juntos los pares 3 y si ganas te dejo ver mi vestuario con las tres chaquetas». Rahm aceptó el desafío, pero el tiempo lo ha echado por tierra. Tendrá que ser en otra ocasión.
