Jon Rahm está en boca de todos en Augusta. Es el nombre automático que se les viene a la boca cuando dices que eres español. Algo así como en otras épocas Butragueño, Julio Iglesias, los toros o la tortilla de patatas.
A 300 metros de la entrada del Augusta National para periodistas inicio una conversación con dos simpáticos y felices aficionados americanos. Están buscando la puerta de entrada (un error en este sentido puede ser fatal y costarte media hora más de caminata). No les ayudo demasiado. Sólo les digo que un poco más adelante está la entrada de la prensa, junto a la enorme cisterna de agua tan de aquí.
Aprovechan el comentario para preguntarme de dónde vengo. «Hombre, España, Jon Rahm. Qué jugador, es extraordinario, grande, fuerte, poderoso, terrorífico. Me encanta. ¿Podrá ganar esta semana? Por qué no, ¿verdad?». Todo se lo dice él, a borbotones, emocionado porque en breve estará dentro del Augusta National. Lacónico, con poco resuello por las dos millas que llevo andando para evitarme el atasco y pensando que apenas quedan veinte minutos para que Nicklaus y Player peguen el golpe de honor les digo: «claro, por qué no, veremos».
La prensa acreditada en el Masters no hace otra cosa que preguntar por Rahm. Su irrupción en el golf profesional ha sido tan extraordinaria que aunque está en su primer Masters ya se encuentra arriba en la lista de candidatos de los medios especializados a ganar el Masters. Hoy el diario especial del Masters que edita el Augusta Chronicle publica una encuesta entre más de 80 medios acreditados. Rahm figura como el quinto favorito a la victoria, sólo por detrás de Jordan Spieth, Rory McIlroy, Dustin Johnson y Jason Day. Casi nada.
Les dan también la opción de elegir a una sorpresa. Aquí Rahm gana al resto por goleada. Es el más escogido. Nada menos que dieciséis apuestan por él. Por cierto, la mayoría de los periodistas del Augusta Chronicle apuestan por Jon. Ni que decir tiene que ellos conocen mejor que nadie el torneo y el campo. ¿Significa algo? La verdad es que no mucho, aunque Jon podrá reforzar su teoría. «Si los demás tienen tantas expectativas puestas en mí, será por algo, no seré yo el que no crea».
