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Jon Rahm se pasea por los ancestros de Augusta

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Wesley Bryan, Haotong Li y Jon Rahm bajan la calle del Masters durante la vuelta de prácticas. © Masters
Wesley Bryan, Haotong Li y Jon Rahm bajan la calle del Masters durante la vuelta de prácticas. © Masters

William Lanier vive a poco más de una milla de Augusta y conoce cada palmo del campo como nadie. Es la ventaja de haber echado los dientes a la vera del templo del Masters, mientras escuchaba las historias de sus abuelos, que ya acampaban y hacían hogueras donde hoy está el green del hoyo 12 o pescaban en el riachuelo Rae, cuando Bobby Jones ni siquiera había soñado con la construcción del Augusta National.

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Lanier es el mejor cicerone que Jon Rahm podría haber encontrado esta semana. Tiene 50 años y es el caddie de Wesley Bryan, su íntimo amigo del Tour. Ya han jugado varias rondas de prácticas y las historias han ido cayendo en cascada. Es un paseo de lujo por los ancestros de Augusta, por las musas. “Recuerdo perfectamente los drives de Seve por encima de la red del viejo campo de prácticas, o la locura que se desató en 1983 cuando Arnold Palmer, con 53 años, entregaba una tarjeta de 68 golpes”, asegura en un reportaje publicado por la web oficial del Masters.

Cuando era pequeño y ya soñaba con ser algún día golfista profesional, no había nada más grande que la semana del Masters. Sus padres lo dejaban en la puerta principal de Augusta con veinte dólares en el bolsillo. “Con diez pagaba la entrada y con los otros diez me atiborraba a golosinas”, explica. Como buen amante del golf, Lanier sólo iba a Augusta lunes, martes y miércoles. “Cuando empezaba el torneo me quedaba en casa para verlo por a tele, que es donde mejor se puede seguir”, apunta.

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Pasó por la Universidad de Louisiana State y se hizo profesional. Lo intentó. Jugó en circuitos menores, como el Hooters y algún torneo en el Nationwide (hoy Web.com Tour), pero no consiguió asentarse. Es muy bueno, pero ya saben que para llegar hace falta algo más que talento. No ha sido miembro del Augusta National, pero ha jugado más de media docena de veces y su mejor resultado desde los tees del Masters ha sido 72 golpes, aunque aclara con humildad: “eso fue cuando estaba en la universidad y antes de que alargaran el campo”. Su club siempre fue el Augusta CC, en la finca contigua al National.

Wesley Bryan también reside en Augusta, por lo que entre él y Lanier forman la pareja más local del Masters. “Ya le he preguntado que sitios buenos de comida rápida hay por la zona”, bromeaba estos días Rahm. Y es que Bryan, además de ser un gran golfista y un malabarista, es un reputado cocinero. Desde luego, Jon no puede estar en mejores manos esta semana.

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Lanier, por cierto, es un caddie veterano. Ya estuvo en Augusta en 2008, llevando la bolsa de David Toms. Por aquel entonces, el gran jugador norteamericano venía de atravesar un calvario de lesiones por problemas de espalda. Su único objetivo era pasar el corte y lo logró. Y, además, de regalo, se llevó algunas historias incomparables de lo que era Augusta National cuando Augusta National no existía. El objetivo de Jon pica más alto que pasar el corte y veremos hasta dónde puede llegar, lo que es seguro es está teniendo la oportunidad de conocer la historia más íntima de uno de los campos más famosos del mundo.

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