Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2018 Cuando la garra y la épica se visten de Verde

Cuando la garra y la épica se visten de Verde

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Sergio García coloca la Chaqueta Verde a Patrick Reed.
Sergio García coloca la Chaqueta Verde a Patrick Reed.

Patrick Reed ha brindado un precioso homenaje a la garra y la épica durante la última ronda del Masters de Augusta. Porque Reed resistió. Vaya si resistió. Contra viento y marea. Ante todos los ataques. Frente al indisimulado favoritismo del público hacia Jordan Spieth, Rickie Fowler o incluso Rory McIlroy.

El campo retumbaba a cada birdie que se hacía por delante, pero él ni se inmutaba. Se bastaba y sobraba para celebrar sus aciertos al más puro estilo Ryder Cup. Es la historia del patito feo que se convierte en cisne. Y el cisne es hoy campeón del Masters de Augusta y va vestido con una Chaqueta Verde.

Es la historia del patito feo que se convierte en cisne

La resistencia de Reed ha sido asombrosa. Su victoria es una oda al coraje. A cada golpe que recibía se revolvía con otro igual o más fuerte. A mí no me van a enterrar, mascullaba con ese aire que gasta entre despreocupado y chulesco.

Patrick Reed celebra su victoria.
Patrick Reed celebra su victoria.

Pareció que se diluía al inicio, con un bogey en el hoyo 1 y un par en el 2. Se dejaba sin marcar el primer par 5 del día. Ya está, aquí empieza la hecatombe, auguraban algunos, mientras Reed se reía por dentro. En el 3 hacía un birdie para recordar que no iba a ser fácil tumbarle, por no decir imposible. Ya está, se cae en el 6, después de hacer bogey. Pero no. Su respuesta, una vez más, fue un birdie en el hoyo 7. Pues será en el 11, tras mandar su salida a los árboles, meterse en un lío en su tiro para sacarla a calle (acabó en el rough a dos metros de los árboles) y fallar un putt de par de metro tras un approach mayestático. Negativo. Un birdie más en el 12 y asunto resuelto.

VÍDEO: Con este putt selló Patrick Reed su victoria en el Masters

Fue ahí, en el corazón del Amen Corner, donde más de uno empezó a pensar que este Reed de hoy, de esta semana, era indestructible. Era el Reed de la Ryder Cup, el héroe de Estados Unidos o el del WGC Cadillac Championship de 2014, aquel que se convirtió entonces en el campeón más joven de la historia de los WGC y que empezó a provocar pelusa tras anunciar a los cuatro vientos que había venido para comerse el mundo. Después, bien es cierto, ha tardado cuatro años en dar otro bocado de entidad.

La reacción de Jordan Spieth, entre incrédulo y sonriente tras ver su bola estrellada contra el árbol, deja tanta huella como sus birdies

Spieth, por delante, no paraba de hacer birdies, poniendo a Augusta al borde de la ebullición, sobre todo tras un extraordinario putt en el hoyo 16 que lo colocaba con un parcial de nueve bajo en el día y empataba en el liderato con Reed. Capítulo aparte se merece la exhibición de este jugador de leyenda. Es una gozada verlo, no sólo por el espíritu de campeón que transmite, sino por cómo lo hace todo, sin estridencias, con naturalidad. Es la cara amable del ganador. Estuvo muy cerca de firmar la vuelta más baja de la historia de Augusta para salir al desempate. Sin embargo, una rama maldita en el hoyo 18 se cruzó en su camino y le impidió llegar al diez bajo en el día que necesitaba. Su reacción, entre incrédulo y sonriente tras ver su bola estrellada contra el árbol, deja tanta huella como sus birdies.

Jordan Spieth y su caddie Michael Greller.
Jordan Spieth y su caddie Michael Greller.

DIRECTO: Así vivimos la última jornada del Masters

Mientras, Rickie Fowler, a paso trotón, pero sin salirse del camino, iba también recortando, golpe a golpe, hoyo a hoyo. El californiano no provocó una estampida como Spieth, pero fue quien más cerca estuvo de moverle la silla a Reed. Le faltó algo más de alegría en los primeros hoyos del domingo. Al final, se quedó a un golpe.

A Rickie Fowler le faltó algo más de alegría en el inicio de la vuelta para apoderarse de la Chaqueta Verde

Jon Rahm también estuvo siempre en la pelea hasta que mandó su bola al agua en el hoyo 15 buscando el eagle. Fue un golpe de campeón, aunque esta vez no saliera. A estas alturas de ronda, el único que había sacado la bandera blanca era Rory McIlroy, desesperado en los greenes.

No harían mal en tomarle a Jon las medidas de la chaqueta…

Reed, en cualquier caso, lo aguantaba todo. En el para 5 del 13 tuvo otro momento de zozobra. Su segundo tiro se queda corto y da la sensación que acaba engullido por el riachuelo que antecede al green. Sin embargo, la bola, milagrosamente se clavó en el rough y se mantuvo en la cuesta sin caer al agua. Ahí la suerte se alió con la garra. Pese a todo, hizo par, lo que suponía perder terreno. Su reacción, cómo no, fue un birdie en el 14. Seguramente, el golpe del torneo. La dejó a un metro y puso el Masters casi visto para sentencia. Es curioso, pero tras hacer un parcial de trece menos en los pares 5 durante los tres primeros días, se quedó el domingo sin sacarle un solo birdie a ninguno de los cuatro.

El birdie en el hoyo 12 y el tirazo en el 14 fueron los dos momentos claves de la victoria de Patrick Reed

Encadenó cuatro pares para acabar y sólo sufrió en el 17, donde se dejó un putt de vuelta de casi dos metros. Lo siguiente que hizo fue rubricar una salida antológica en el 18 para certificar su victoria. Es el sexto triunfo de este golfista texano de 27 años que parece tocado por una varita mágica para los grandes logros. Además de su enorme caché en la Ryder, de sus seis triunfos, uno es el Masters, otro un Campeonato del Mundo y otro un torneo de la FedEx Cup. Es un jugador de grandes ocasiones.

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