Jon Rahm (-6) ha empujado, buscado y rebuscado, pero sin encontrar su mejor juego, por más que ha querido. A veces, el deseo no basta. El español no va a luchar por el triunfo en un Masters que será recordado por la abundante excelencia de los candidatos, todos primeros espadas del golf mundial. Y es una verdadera pena, porque incluso sin su versión ‘A’ ha rondado la gesta, sacando el genio a pasear en los dos últimos pares 5 del Augusta National y pateando para eagle en ambos desde bien cerca, con un parcial de tres menos en estas paradas del Augusta National.
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Tampoco hoy, igual que ayer por los segundos nueve, los hierros han terminado de carburarle a pleno rendimiento, salvo en los dos citados casos de los hoyos 13 y 15. Ni siquiera el driver iba fino en el inicio de la ronda, así que las cosas se iban a torcer desde el principio en una jornada en la que se estaban haciendo muy buenos resultados y muy pronto iba a quedarse descolgado, en una peligrosa tierra de nadie, donde suelen encontrar cobijo las prisas y hasta la desesperación…
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Sin embargo, y esta es la lección, el alivio y la satisfacción que nos deja Jon esta semana, él no iba a rendirse. Ni a perder la paciencia. Ni a entregar gratuitamente ni un solo palmo de terreno. Así, hasta el punto de haberse metido de nuevo en la pelea con la explosión en los pares 5. Lo que ocurre es que el joven vasco, por entonces, aún necesitaba un último empujón que lo acercara al doble dígito, tal era la exigencia de birdies con tanto maestro en trance. Y en su lugar, se encontraba con un bogey postrero en el 18 que enterraba sus opciones, después de apurar al máximo con un drivazo que no terminaba de abrir los grados necesarios y llevaba la bola a la arena. Frustrante y amarga experiencia, sin duda, aunque no le impedirá dormir a pierna suelta, porque exprimirse, lo que se dice exprimirse, lo ha hecho al límite, luchando a brazo partido contra las limitaciones que las musas del golf le han colgado del cuello esta semana.
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Sin embargo, la faena está por terminar y Jon aún puede cerrar un Masters sobresaliente. El líder, Francesco Molinari (-13), está muy lejos y, además, entre el italiano y el español hay más títulos de los que reúne la mismísima reina de Inglaterra: Finau, Woods, Koepka, Simpson, Poulter, Kuchar, Harding, Schauffele, Oosthuizen, Dustin Johnson, Fowler y Scott (21 grandes suman entre todos, para empezar a hablar). Soñar es gratis, pero…
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A ver si encuentra algo, si da con la tecla, si ajusta los hierros y es capaz de firmar una última vuelta baja que termine de llevarse las penas al río. Mientras tanto, seguimos viendo a un jugador que madura semana a semana y que, al margen de los resultados concretos y precisamente por el brillante y continuo pulido de la actitud en el campo, no deja de abrir expectativas.
Desde luego, no fue la jornada de la Armada. Rafa Cabrera Bello (+2) entregó una tarjeta de 75 golpes y perdió mucho terreno en la clasificación. El canario no estuvo tan brillante en los tiros a green y se puso en más situaciones comprometidas para salvar pares. El putt se mantuvo en la línea de los días previos y así resultó imposible mirar hacia arriba. Aún le queda el domingo para recuperar las mejores sensaciones y rubricar esa grandísima vuelta que todavía le está esperando en Augusta.
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