Por lo que he leído y lo poco que se ha podido ver ya del Masters se espera un campo duro y rápido. Me gusta. Creo que son las condiciones ideales para disfrutar de Augusta. Es el auténtico desafío. Esos greenes… Crucemos los dedos para que no llueva o que si lo hace sea poco.
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El primer nombre que se me viene a la cabeza unas pocas horas antes de empezar el Masters es Jordan Spieth. Debo confesar que soy muy fan de Jordan Spieth. Me parece un fenómeno por las ‘limitaciones’ que tiene respecto al resto de las grandes estrellas del golf mundial. Aclaro lo de las ‘limitaciones’. No es un gran pegador, no es el jugador más recto del mundo y de vez en cuando falla putts cortos. Pese a ello, es uno de los que más torneos ha ganado en los últimos años.
¿Y esto cómo se come?, nos preguntamos todos. Pues, para mí la explicación es que estamos ante el golfista que mejor juega al golf. No tengo dudas. Es un concepto amplio, pero creo que todos lo entendemos. Es quien más rendimiento sabe sacar a lo que tiene, entiende su juego y el juego y es capaz de hacer muy pocas. Creo que el campo duro le puede beneficiar. Además, aunque no lo conozco personalmente, me cae bien y está en muy buena forma.
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Por contra, a bote pronto, yo diría que el terreno duro no es una buena noticia para Bryson DeChambeau. En principio, le va a costar más controlar su potencia para estar en la calle, aunque ya decimos que esto es a priori. Si consigue pegarle un muy recto, pues obviamente estará arriba.
Entre los españoles, ojalá Sergio García haga una buena semana y José María Olazábal pueda pelear por pasar el corte. Serían dos muy buenas noticias. En cuanto a Jon Rahm, le dedico un punto y aparte porque creo en sus opciones. Me gusta Jon para Augusta. Es un campo que se le da bien, ha tenido muy buenas vueltas y muy buenos resultados. No creo que le vaya a afectar su reciente paternidad. Ni para bien, ni por supuesto para mal. Es uno de los jugadores que mejor sabe meterse en su burbuja y aislarse del mundo cuando compite. Estoy convencido de que hay muchos momentos en los que ni siquiera se da cuenta de que hay público. No ve otra cosa que su siguiente golpe. No hay nada más. Es sólo él y la bola.
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Por último, tengo mucho interés en ver el rendimiento de Rory McIlroy. A ver qué pasa con él tras el cambio de entrenador. Confieso que tengo mis reservas. Pete Cowen es un ‘coach’ con mucho prestigio, pero tiene un método que desde mi punto de vista difiere mucho del swing de Rory, y no es de los que se adapta al golfista, sino que sólo tiene una manera de enseñar. No diría que está en las Antípodas, pero se parecen poco. A priori, me sorprendería que le fuera bien, pero Rory es mucho Rory, quién sabe. Tiene un golf tan poderoso que es capaz de callarnos a todos.
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