Jack Nicklaus y Gary Player tienen un año por delante para aprender a usar los palillos. Los necesitarán en la próxima cena de campeones del Masters de Augusta. Hideki Matsuyama (-10) ha ganado la Chaqueta Verde y se convierte desde ya en historia viva del deporte japonés. Primer golfista nipón que gana un Grande. Es desde hoy un mito en un país donde los jugadores son semidioses.
Jon, ¿nos explicas cómo se firma un 66 sin meter un putt de más de tres metros?
Matsuyama partió con cuatro golpes de ventaja en la ronda final, pareció que iba a arrasar batiendo récords y terminó pidiendo la hora. Comenzó con un bogey en el hoyo 1 con una espantada, pero se agarró con fuerza a su juego corto en esos primeros hoyos para sobrevivir y mandar el mensaje a sus rivales de que no iba a claudicar fácilmente.
El Masters lo empieza a ganar con las recuperaciones que hizo en los hoyos 3, 4 y 5. Es cierto que aún quedaba mucho por delante, pero a la vista de lo que ocurrió cuando la presión apretó de lo lindo en los hoyos finales, el japonés se fabricó ahí un colchón que fue decisivo. Por lo pronto, descartó a un puñado de rivales, hasta el punto de que, más allá de la cabalgada heroica de Jon Rahm desde las profundidades de la clasificación, sólo dos jugadores presentaron realmente su candidatura para arrebatarle la Chaqueta a Matsuyama. Uno fue Will Zalatoris, a la chita callando, haciendo su trabajo, pegando un tirazo tras otro, sin meterse en grandes problemas y dejando escapar más de un putt corto que a la postre fue determinante. El otro fue Xander Schauffele, que caminó junto a Matsuyama y que cuando lo vio temblar le hincó el diente, aunque se quedó a medias…
Y de pronto, en el tee del 12, la calculadora de Rahm empezó a echar humo…
Hideki lo tenía todo bajo control. Llegó a tener seis golpes de ventaja sobre el segundo clasificado a falta de siete hoyos, pero el final se le hizo larguísimo. Cayó un bogey en el 12 del que se recuperó con un gran birdie en el 13, de nuevo con una recuperación magistral. Porque sí, porque lo que más llama la atención de Matsuyama es su juego largo, cómo pega a la bola, su swing, su ritmo, pero su juego corto es también magistral y esta semana ha sido aún más decisivo que sus drives y hierros. En ese hoyo 13 tuvo suerte. Falló la salida y el segundo golpe. En el primero le favoreció el rebote en los árboles y en el segundo se quedó a un metro de ser engullido por las pintonas azaleas. Realmente, desde el bogey en el hoyo 12, causado por un exceso de prudencia, el japonés se tambaleó.
El amago de drama se escribió en el hoyo 15. Matsuyama tenía cuatro golpes de ventaja y mandó su segundo golpe al agua. Muy mal tiro desde el centro de la calle. No quería saber nada del agua frontal y se voló el green. La pelota, sin freno ninguno, terminó en el lago. Schauffele estuvo a punto de embocar para eagle desde el búnker. De hacerlo le habría parado el corazón a Hideki. Se habría puesto a un golpe a tres hoyos del final. En cualquier caso, Schauffele hizo birdie y se puso a dos.
Así celebró Hideki Matsuyama su victoria en el Masters (VÍDEO)
Empezaba un nuevo Masters que duró exactamente cinco minutos. El tiempo que tardó Schauffele en mandar su bola al agua en el 16. Matsuyama y todo Japón respiraron aliviados. El torneo volvía a estar en el bolsillo. Tanto es así que se permitió el lujo de acabar con bogeys en el 16 y 18 para ganar con uno de ventaja sobre Zalatoris, tres sobre Spieth y Schauffele y cuatro sobre Rahm y Leishman. Gran quinta posición de Jon Rahm.
Matsuyama gana el Masters de Augusta y entra en la historia (Así lo vivimos en directo)
La celebración de Matsuyama no entrará en la historia, pero sí su emoción. Empezó a llorar antes de salir del green del hoyo 18 y ya no paró hasta que Dustin Johnson le puso la Chaqueta Verde. Matsuyama se hace Grande con 29 años, dos campeonatos del mundo a sus espaldas y un Número 2 como mejor posición en el ranking mundial. Locura en Japón. Y sí, además, los próximos Juegos Olímpicos son en Tokio… Casi nada.
