La primera jornada del Masters nos ha dejado varios nombres, comenzando por el del líder, Sungjae Im. Es una máquina. Coincidí con él en el Korn Ferry Tour y recuerdo perfectamente cómo apareció de la nada en 2018 y, en los dos primeros torneos del año, que se jugaban en Bahamas, acabó primero en uno y segundo en el otro. Una locura: en dos semanas, las dos primeras, y sin haber cumplido todavía los veinte años, tenía ya asegurada la tarjeta del PGA Tour, lo que luego no le impidió jugar todo el calendario completo del circuito. Y cuando digo completo, es completo… No sé si dejó de jugar sólo una o dos semanas. Cuando te encuentras con un fenómeno así no queda más remedio que seguirlo muy de cerca y ver hasta dónde es capaz de llegar. No es que su juego me atraiga especialmente, es cuestión de gustos, pero no me cabe ninguna duda de que es un fuera de serie.
Es inevitable referirse a Tiger, que no iba de farol cuando dijo sentirse preparado incluso para luchar por el triunfo. Es increíble. Y es curioso porque, aunque parezca incoherente o contradictorio, creo que lo que hizo ayer en Augusta no podría haberlo hecho la semana pasada en el Valero Texas o la que viene en Harbour Town… Tenía que ser en el Augusta National, aunque no sea el campo más recomendable de jugar con una pierna tan tocada. Tenía que ser ahí, en primer lugar, por lo que supone el Masters para él. Pero también porque Woods se sabe todas las preguntas del examen cuando juega en el Augusta National. Todas esas recuperaciones que sacó adelante son una buena prueba de ello. Es emocionante verlo ahí, dentro del pequeño grupo de jugadores que consiguieron ganar al campo.
Algunos apuntes más acerca de nombres concretos:
Cameron Smith: me recuerda a Zach Johnson. No por su juego en concreto, sino por la capacidad que tiene de sacarle partido a todo lo que tiene.
Rory McIlroy: otra vez arranca un poco retrasado en un ‘major’, lo cual no es noticia, porque le ha pasado muchas veces últimamente, pero no deja de sorprender.
Scottie Scheffler: hay que valorar lo que ha hecho en su primera jornada de competición como Número Uno del mundo y en un Grande. Cosas así están al alcance de muy pocos.
Por último, señalar que me da la sensación de que Sergio mereció un resultado mejor, pero no es un mal comienzo. En realidad, está ahí. Como Rory, por otro lado. E incluso como Jon Rahm. Tal y como vienen las previsiones de viento, si cualquiera de ellos es capaz de jugar por debajo del par en la segunda ronda, se meterá ahí arriba, con todas las opciones para el fin de semana.
