Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2023 Seve y Nadal ‘jugaron’ con Jon este domingo en Augusta
La intrahistoria del triunfo de Jon Rahm en el Masters de Augusta

Seve y Nadal ‘jugaron’ con Jon este domingo en Augusta

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Jon Rahm
Jon Rahm celebra su victoria justo después de embocar el putt de par en el hoyo 18. © Fran Caffrey | Golffile

Jon Rahm sale del green del hoyo 9 con un doloroso bogey en su tarjeta. Doloroso por el bogey en sí mismo, porque su segundo golpe no lo mereció, porque el putt se le escapó por un milímetro y porque el momento elegido fue de los que hacen daño.

Al mismo tiempo, a poco más de veinte metros, Phil Mickelson hacía birdie para acabar su ronda y poner un resultado de ocho bajo par en la casa club. El Masters no era sólo cosa de Koepka y Jon, tocaba mirar a otros sitios, otras amenazas. Allí se había puesto ya un resultado que apretaba.

Rahm y Mickelson estuvieron a punto de cruzarse, uno camino del 10 y otro rumbo a la casa donde se entregan y firman las tarjetas. Era un instante delicado donde la cabeza empieza a viajar a demasiada velocidad. Sin embargo, sucedió algo que lo apartó de ese posible pensamiento negativo y le recordó que estaba en Augusta con una misión y quedaban nueve hoyos.

No fue una frase de su caddie, Adam Hayes, ni siquiera una idea que le viniera a la cabeza desde el subconsciente o un recuerdo, no. Lo que le volvió a meter en vereda fue el público de Augusta. De manera improvisada y casual unos y otros empezaron a gritar «Seve», «Seve», «Seve», «Seve»… Al principio fue un murmullo y acabó siendo un clamor. El pasillo del green del 9 al tee del 10, que mide unos 40 metros, Jon lo recorrió junto a Seve. «Hazlo por Seve», le llegaron a gritar. Y lo hizo.

«Lo estuve escuchando después durante los últimos nueve hoyos. Todos recordando a Seve. El apoyo fue increíble y tuve que controlar la emoción de saber lo que podría pasar si ganaba. Puede que eso haya sido lo más difícil, aunque al mismo tiempo me ha impulsado. No puedo decir mucho más. Me cuesta encontrar las palabras. Esta victoria es para Seve. Estaba ahí arriba ayudando. Vaya si ayudó», explicaba Rahm en la rueda de prensa posterior a su victoria.

En el hoyo 18 se le volvió a aparecer Seve, aunque esta vez venía acompañado por otra leyenda del deporte español, don Rafael Nadal Parera. «Seve me ha venido a la mente muchísimas veces durante la vuelta y, además, por si fuera poco, he acabado con un hoyo a lo Seve. El par que he sacado en el 18 lo habría firmado el mismo Ballesteros. Más redondo, imposible», bromeaba el de Barrika.

Respecto al 18, donde su bola pegó en un árbol y ni siquiera alcanzó la calle, Rahm le da la vuelta y lo transforma en una historia divertida. «Creo que fue el karma. Le estaba diciendo a Adam lo bien que pegué el fade bajo con el driver toda la semana. Con ese tiro había cazado casi todas las calles, incluso en el 17, estaba presumiendo un poco y, como suele ocurrir, correcto, en el 18 me estrellé con el árbol por medio metro. En fin, será una buena historia en el futuro, supongo. Gané el Masters y ni siquiera llegué a la calle en el golpe de salida del 18″, señaló sonriente.

Precisamente, en el hoyo 18 fue cuando se dio cuenta de que había llevado a rajatabla la enseñanza que recogió de Rafa Nadal, concretamente después de leer su biografía. «Cuenta en su libro que en la final de 2008 de Wimbledon, después de ganar el primer punto del cuarto set se imaginó por primera vez ganando el torneo. Perdió el set y tuvo que acabar ganando en el quinto y definitivo. Se culpó de aquello por dejar que la cabeza se adelantara. Recordando aquello, yo no lo he permitido hoy en ningún momento. Sólo he pensado que no se escapaba la victoria cuando he pegado el tercer golpe del 18, he cazado el green y me he dejado un putt de un metro para par. Ahí sí me he imaginado ganando, antes no. Nunca pensé que iba a llorar ganando un torneo de golf, pero estuve muy cerca en el hoyo 18″, apuntó.