Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2024 Un maravilloso déjà vu 366 días después
Jugó con Nicolai Hojgaard este martes y repitió uno de los tiros emblemáticos de su triunfo en 2023

Un maravilloso déjà vu 366 días después

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Jon Rahm
Jon Rahm. (© Golffile | Fran Caffrey)

Martes. Primeros nueve hoyos de práctica con público del campeón defensor. Jon Rahm no defrauda. Juega del 10 al 18 junto a Nicolai Hojgaard, una de sus ‘parejas de hecho’ en la Ryder Cup, y deja ya uno de sus momentos que uno se lleva a casa y le cuenta a los amigos al calor de una cerveza.

El partido con Nicolai, mano a mano, no es una casualidad. Lo han buscado los dos. Se entienden y han estrechado lazos desde que ocurrió lo que ocurrió en Roma. Tenían ganas de verse de nuevo y lo pactaron. Como la seda. Buen rollo.

Antes de salir a jugar, Jon ha completado una sesión de bolas en el campo de prácticas que ha dejado al público más que satisfecho. Ha pegado muy bien a la pelota y los aficionados se han dejado los dedos tratando inmortalizar en sus cámaras los golpes del campeón de Barrika. Hay que aprovechar porque a partir del jueves ya no se permiten cámaras en Augusta National. De lunes a miércoles es de lo poquito que dejan.

Jon ha desplegado un gran golf en los nueve hoyos, con apenas un par de lunares, las salidas en los hoyos 13 y 14. No han sido buenas y al español no le ha sentado nada bien, sin embargo el público se lo ha agradecido por lo que ha ocurrido un poco más tarde…

Ha sido en el 14. Su drive se ha escapado por la derecha y los patrons, el nombre que reciben los aficionados en Augusta, ya que se les considera en cierto modo unos mecenas que ayudan a mantener el torneo, han empezado a salivar y darse codazos unos a otros. Claro, recordaban perfectamente lo que pasó justo en este mismo hoyo, en esta misma zona, hace exactamente un año, durante la ronda final del Masters.

Jon pegó su peor salida del día, se marchó a la derecha y se quedó con un ángulo complicado, tapado por árboles. No tenía golpe directo a la bandera. Necesitaba sacarla muy por la izquierda y abrirla mucho. Un tiro complicadísimo en el momento que se estaba decidiendo el torneo. Lo hizo de fábula con el hierro 8, tanto que es el palo que prometió dejar en Augusta como obsequio del campeón. «No entiendo aún lo poco que se comenta ese golpe», se lamentó poco después de ganar aquel Domingo de Resurrección y gloria.

Igual el golpe se comentó poco a juicio de Jon, pero quedó en la retina de todos los buenos aficionados, ya que hoy, 366 días después, al ver su bola en una situación muy parecida en la ronda de prácticas, se lo han recordado y le han pedido que lo volviera a hacer. Algo así como el golpe del año 2.0. Hay que decir que la posición de la bola era peor que el año pasado, estaba más metida, peor colocada y con un ángulo más difícil. Sin embargo, Jon lo ha vuelto a hacer… Ha conseguido llevarla a green, dejándose una opción de birdie y provocando la primera gran ovación de la semana, un maravilloso déjà vu.

Un poco más tarde, para cerrar su ronda, ha rubricado un birdie de muchos quilates en el hoyo 18, uno de los que más se le resisten en Augusta. De hecho, es donde tiene su peor registro acumulado (+5) en su carrera junto al 4. Ha pegado una salida excepcional y su segundo golpe ha levantado al público de las sillas. Ovación cerrada. A dos metros y birdie. Ese segundo golpe recordó también al tercero que pegó el año pasado después de fallar la salida y que le sirvió para cerrar su victoria evitando el bogey final.

El campeón defensor empieza dando espectáculo. Desde el primer día.