Sergio García ha disputado este domingo su octava vuelta en Whistling Straits. Ha firmado 70 golpes, su segunda mejor tarjeta en el recorrido de Wisconsin. El sabor de boca mejora tras un viernes y sábado amargo, pero insuficiente en cualquier caso para sacarse la espina que tiene con este recorrido.
Aquí vino al PGA en 2004 y no pasó el corte, tras firmar vueltas de 73 y 73 golpes. También estuvo en el PGA de 2010, y el resultado fue el mismo. No jugó el fin de semana tras un jueves para olvidar (78 golpes). Mejoró, y mucho el segundo día, hizo 69, su mejor resultado aquí, pero el lastre era demasiado pesado.
Sergio llegó este año al pequeño pueblo de Kohler con la firme decisión de lograr que a la tercera fuera la vencida. Ha dado un paso adelante. Consiguió pasar el corte y por momentos anduvo cerca de las primeras posiciones. Pero a veces por el juego largo y otras veces por el putt, lo cierto es que no ha llegado a enganchar una secuencia de hoyos lo suficientemente buena como para optar de verdad a luchar por el título.
Whistling Straits se la ha vuelto a jugar. García no ha bajado en toda la semana de 70 golpes. De hecho, su tarjeta de hoy es la mejor del torneo. Hizo cinco birdies y tres bogeys, uno de ellos en el hoyo 18, para rematar la faena, con tres putts, como para recordarle su cruz esta semana. Su juego largo ha estado mejor que ayer, y eso que las condiciones son más complicadas por el viento, pero no ha podido rematar todo lo que hubiera querido con el putt.
Finalmente, Sergio rondará el top 50 del torneo, lejos de donde hubiese querido, qué duda cabe. Se marcha con la herida de Whistling Straits abierta. Habrá más opciones de cerrarla. Sin ir más lejos, en la Ryder Cup de 2020.
