Inicio PGA Championship PGA Championship 2015 Un apasionante viaje por la mente de Jason Day

Un apasionante viaje por la mente de Jason Day

Compartir

Seguramente no hay pregunta más repetida en el golf profesional en los últimos años. ¿Qué tiene este Jason Day que siempre está arriba en los grandes? ¿Qué tipo de resorte hay en su cabeza que le hace levantarse cada vez que se cae? ¿Por qué transmite la imagen de un guerrero maorí, pese a que su origen es filipino? ¿Qué hay dentro de la cabeza de Jason y cómo funciona?

No ha sido una camino fácil para Day. Más bien al contrario. Ha tenido que derribar muchas puertas para levantar finalmente su primer grande. Empezando por la cantidad de oportunidades que pasaron por delante suya, que se fabricó él, pero que no pudo agarrar con las dos manos. Hasta seis top 5 en majors firmó antes de ganar el PGA. Sólo Phil Mickelson, que acumuló nueve antes de su primera gran victoria, lo supera en esta curiosa estadística de, permitan la redundancia, superación.

¿Por qué es tan duro Day? Se lo preguntaron a él y el australiano se abrió. Empieza un interesante viaje por la mente del ganador del PGA.

«He trabajado con muchos entrenadores mentales y he probado todo tipo de técnicas para ser más fuerte psicológicamente. Todo me ha ayudado a llegar hasta aquí, aunque creo que lo más importante es vivir la experiencia, fallar y ver el fallo como algo positivo, sabiendo que puedes aprender mucho de él. Me costó mucho creer de verdad que yo era uno de los mejores jugadores del mundo. La victoria en el Farmers este año me ayudó mucho. Y después, algo pasó en el Open Championship, algo hizo click en mi cabeza. El lunes, después de lo que pasó, sentí una calma tremenda. No sé qué pasó, ni cómo pasó, pero sentí una calma brutal, desconocida. Y sigue la calma hasta hoy…», aseguraba ayer abrazado al Trofeo Wanamaker.

Day se lo ha currado. No es algo genético, ni cambió de un día para otro. Ha puesto todos los medios que han estado a su disposición para ser más fuerte. Un ejemplo para todos. Su entorno también ayuda. Es un equipo en el sentido más amplio de la palabra. Day no es un negocio, es una familia, con todo lo bueno y lo malo que tiene. «Tengo a Colin (Swatton, su mentor, entrenador y caddie), que me conoce desde los 12 años, mi agente (Bud Martin), al que conocí con 16 y mi mujer, que está conmigo desde que tenía 17. No tengo gente a mi alrededor que me dice sí a todo lo que hago. Al revés, tengo gente honesta y directa, que me dice lo que piensa y que me cuida no sólo como jugador, sino como persona», afirma Day.

Day se ha ido endureciendo como persona y deportista cada día. No tuvo una infancia fácil. La historia es conocida, pero ayer no dudó en repetirla, con detalle. «Perder a mi padre con 12 años y llegar hasta aquí con Colin Swatton, junto a él, en el green del hoyo 18, precisamente él, que creyó en mí y me acompañó desde entonces, hace esta victoria mucho más especial. Jamás olvidaré este momento. Traté de contener las lágrimas en el primer putt del hoyo 18, pero cuando se paró a medio metro, ya no pude parar de llorar. No estaría aquí si mi padre no hubiera muerto cuando yo era un niño. Se me cerró una puerta, pero se me abrió otra. Mi madre y mis hermanas se sacrificaron por mí y puede ir a la academia de golf junto a Colin. Así es la vida, unas puertas se cierran y otras se abren», afirma.

Todo lo que ha vivido a lo largo de su vida le ha hecho convertirse en el jugador que es hoy. Todo le ha ayudado en esa dura vuelta final del domingo. «Ha sido la vuelta más dura que he jugado en mi vida. Sólo me centré en recordarme que estaba jugando muy bien y que debía tener confianza. Sabía que iba a ser difícil, pero no imaginaba que sería tanto. He aprendido mucho sobre mí mismo. Todo lo que pasé antes, las experiencias que tuve en otros majors me ha ayudado mucho hoy. Es muy bonito poder decir que soy campeón de un major. Habría sido muy difícil de asimilar si no gano. Tener el liderato de los tres últimos majors y no ser capaz de rematar la faena habría sido muy complicado de digerir. Aún así, seguramente habría encontrado la manera porque soy una persona muy positiva», afirma. Lecciones mentales, por Jason Day.

El actual Número 3 del mundo ha visto pasar muchos majors por delante de sus narices, pero hay uno en concreto que le dejó la espina clavada más profundamente que otros. «El más duro para mí fue el Masters de Augusta de 2013. Era líder a falta de tres hoyos y no pude ganar. Lo tenía en mis manos y no fui capaz de rematar la faena. Me dolió mucho. Si ahora pudiera volver a atrás, creo que sería capaz de ganar aquel Masters. Pero insisto en la misma idea, sin aquel fallo en Augusta, seguramente no estaría hoy aquí», asegura.

Day es hoy un jugador muy fuerte mentalmente. Las lágrimas del hoyo 18 sólo esconden horas y horas de trabajo y sacrificio. Ambición. Fíjense si es fuerte que mantuvo esta conversación con su agente el domingo pasado tras el WGC Bridgestone Invitational. «Le dije que no me había gustado nada cómo había terminado el torneo. No es lo que yo quería, ni jugué como podía. Y le comenté que nadie sería mejor que yo en el PGA. Llevo con mi agente desde que tenía 16 años y le dije: voy a ganar la próxima semana».

Day habló de otros temas, pero con la misma seña de identidad: sinceridad y sin imposturas.

Sobre Jordan Spieth… «La victoria es aún más importante para mí al haberla conseguido peleando con el mejor jugador del mundo del momento. No hay ninguna duda. Tiene aún más valor ganar siendo contra Jordan Spieth. De aquí en adelante él será el gran favorito a la victoria en los próximos majors».

Sobre Whistling Straits… «No soy un jugador de golf social, juego porque es mi profesión, así que no hay muchos campos a los que yo volvería si no fuera porque voy a jugar un torneo. Whistling Straits es uno de esos campos a los que volvería para jugar con amigos, por el escenario, por la gente, por la ciudad… En 2010 hice mi primer top ten en un major aquí y me ayudó mucho a darme cuenta de cuál podría ser mi nivel».

La clave del domingo… «Me quedo con el wedge del hoyo 14, fue muy bueno, pero la clave del día creo que fue cómo pegué al drive. Fueron siete drives en calle por encima de las 300 yardas. Si no hubiera pegado tan largo y recto como esta semana, no habría ganado».

Su próximo objetivo… «Quiero ser Número Uno del mundo. Es un objetivo en mi carrera y ahora, tras esta victoria, tengo más hambre si cabe. Quiero jugar hasta donde el físico me lo permita. Los próximos cinco o diez años del golf van a ser divertidos por los jugadores que estamos ahí».