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Cayó por su propio peso

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Justin Thomas sostiene el trofeo de campeón del PGA Championship. © Golffile | Ken Murray
Justin Thomas sostiene el trofeo de campeón del PGA Championship. © Golffile | Ken Murray

Ocurrió en el hoyo 10. Fueron diez segundos. Más de diez en realidad. Suspense en estado puro. Guión de Hitchcock. Ya se sabía que era un putt importante. Tenía algo menos de tres metros y Justin Thomas (-8) lo tiró con mimo, suave, por la izquierda del hoyo, esperando que la caída de izquierda a derecha la llevara mansamente a la cazuela. Pero la bola se frenó en seco, asomando media panza dentro del agujero. Cae o no cae. Tensión. Y al final cayó. Thomas hizo el 99 por ciento del trabajo y la gravedad se encargó del uno por ciento restante.

No fue el birdie más importante de Thomas en la última ronda del PGA Championship (sin duda el clave llegó en el 17 tras pegar un golpe sublime desde el tee), pero sí el más simbólico, la perfecta metáfora de lo que ha supuesto su victoria. Igual que aquella bola en el 10 cayó por su propio peso, se sabía que el primer Major del joven golfista de Kentucky tendría que caer antes o después también por su propio peso. Por castigo.

Y es que Thomas es un jugador superlativo, capaz de hacer 59 golpes en la primera vuelta del año en Hawái; capaz de ganar tres torneos del PGA Tour en apenas cuatro meses, incluidos los dos primeros de 2017; capaz de firmar 63 golpes en la tercera ronda del US Open de Erin Hills. Es una victoria anunciada, aunque después hay que hacerlo, ponerse, crearse la oportunidad y rematarla con maestría. Y todo eso lo ha hecho Justin Thomas con sólo 24 años. Es el cuarto jugador de la historia que gana el PGA con esta edad o menos. Se une al exclusivo club que integran Jack Nicklaus, Tiger Woods y Rory McIlroy. Mucho ojo.

Thomas ganó porque fue el mejor en la última ronda en Quail Hollow. El campo de Charlotte no estaba tan fiero como en días anteriores. La lluvia caída la noche del sábado puso los greenes algo más tiernos y la PGA hizo el resto colocando banderas algo más asequibles. El campo no era una bicoca, pero tampoco una encerrona. Se podían hacer cosas y Justin fue el que más hizo, sobre todo con el putt. Metió uno de birdie de diez metros y medio en el 9, embocó desde fuera de green un chip en el 9 de doce metros y consiguió tres putts más (dos de birdie y uno de bogey) de entre cuatro y cinco metros en los hoyos 1, 2 y 17.

La última jornada del PGA Championship fue preciosa. Hasta siete jugadores tuvieron opciones reales de victoria durante el combate final, sin embargo, por unas causas o por otras, todos fueron claudicando ante Thomas. Matsuyama, el gran candidato al triunfo, hizo demasiados regalos en los greenes. Se le fueron hasta tres putts de poco más de un metro (hoyos 1, 2 y 16). Curiosamente, acabó a tres golpes de Thomas. Kevin Kisner fue quien llegó hasta el final con opciones, pero el plan no le salió tan bien como los otros días. Cometió demasiados errores. Sólo hoy hizo cuatro bogeys y un doble bogey (al arriesgar en el hoyo 18 buscando un eagle imposible desde la calle). En los otros 54 hoyos había hecho cinco bogeys y un doble bogey. Chris Stroud lo intentó, pero su putt, su gran arma, no funcionó como en días anteriores. Y Fowler, Oosthuizen, Reed y Molinari fueron los que le pusieron más pimienta al asunto viniendo desde atrás, sin embargo estaban lejos y se quedaron algo cortos. Precisamente los tres últimos compartieron la segunda plaza, a dos golpes de Thomas, el hijo de un profesional de la PGA de América con quien se abrazó emocionado a la salida del hoyo 18. También le esperaron allí para felicitarlo dos de sus mejores amigos: Rickie Fowler y Jordan Spieth.

Y por cierto, una última curiosidad. La victoria de Justin Thomas completa un cuadro de ganadores de Majors en 2017 que están unidos por un mismo patrón. Los nombres y apellidos del ganador del PGA, Sergio García (Masters), Brooks Koepka (US Open) y Jordan Spieth suman seis letras cada uno. Descubrió este divertido juego de letras el especialista de la CBS Ian Baker Finch durante la retransmisión de la tercera jornada. Al César lo que es del César.

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