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PGA Championship 2022 | Segunda jornada

Lo que menos le importaba a Jon es si todavía podrá dar caza al líder…

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Jon Rahm durante la segunda jornada del PGA Championship 2022. © Golffile | Eoin Clarke
Jon Rahm durante la segunda jornada del PGA Championship 2022. © Golffile | Eoin Clarke

En el momento de entregar su tarjeta de 69 golpes en la segunda vuelta del PGA Championship, Jon Rahm (+2) ya había ganado más de treinta posiciones en la clasificación. Y no habría que descartar que al final del día ganase otras diez o quince más, para meterse de lleno en el top 25 del torneo. Así las gasta Southern Hills en una jornada algo más ventosa que la del jueves (el jueves por la mañana hubo 17 tarjetas por debajo del par; hoy sólo diez), aunque es cierto que el parte señala una ligera disminución en la intensidad según avance el día, lo que desde luego daría una tregua a todos los que andan jugándose los cuartos por la tarde. Tiger Woods, por ejemplo, es uno de ellos.

En el momento de entregar su tarjeta de 69 golpes, a Jon Rahm apenas le había dado tiempo de estudiar la situación general del torneo y, por extensión, las posibilidades que aún tiene de dar caza a los líderes. Poco importaba. Ya tendrá tiempo de hacerlo. Tocaba respirar hondo, a pleno pulmón, sabiéndose vencedor además de ese duelo indirecto que un jugador tiene siempre con sus compañeros de partido (nadie lo dude: es así, aunque los profesionales lo nieguen e insistan en que sólo están pendientes de su propio juego), y que en su caso, esta semana, se dirimía ante el actual Número Uno del mundo, Scottie Scheffler (+6), y el Número 3, Collin Morikawa (+4), a quienes ha doblegado en el conjunto de los primeros 36 hoyos. Jon ha sido superior a ambos en el juego de tee a green, vaya, como viene ocurriendo durante toda la temporada. Después, si nos ponemos estupendos, al español todavía se le descubre esta semana un importante margen de mejora en las recuperaciones alrededor de green. Pero ni por esas han podido con él estos dos jugadorazos, que en algunos hoyos sólo podían descifrar la matrícula del ‘morrosko’ usando prismáticos… Qué manera de blandir el driver la de Jon Rahm. Qué modo de reventar la bola con el mismísimo punto dulce de la cara del palo, una y otra vez. En el hoyo 16, en el 1, en el 5, en el 7…

El de Barrika estaba exultante. Había ganado la pelea al campo y, de momento, con eso bastaba. De todos modos, no hay que engañarse: lo tiene muy complicado, si de lo que hablamos es de meterse en la lucha por el triunfo. El líder, Justin Thomas en el momento de editar esta crónica provisional, le saca ocho golpes. Pero no es imposible. Sólo hay que pensar que hoy, sin ir más lejos, Jon ha sido capaz de jugar por debajo del par habiéndose dejado por el camino muchas opciones razonables de birdie. Tan solo convertía la del hoyo 7 desde más allá de tres metros, porque los birdies de los hoyos 1 y 5 se los había dejado casi dados. Y sin el casi. Si consigue sintonizar la frecuencia ‘hot’ en los greenes, todavía podrá arrimarse y darse el lujo de salir el domingo a la caza.

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