Jon Rahm (+7) realizaba un ejercicio de humildad justo después de firmar su cuarta y última tarjeta (71 golpes) en este PGA Championship, donde salía como principal favorito y no ha podido cerrar ni una sola vuelta redonda que lo propulsara de verdad en la tabla. Un ejercicio de humildad decíamos: “este deporte ha vuelto a demostrar que te pone en tu sitio cuando te crees invencible”, señalaba en un gesto que le honra (VER VIDEO).
Tiempo tendrá de estudiar con su equipo, si es que toca, qué es lo que ha ocurrido en esta última ronda, en la que comenzaba como un auténtico ciclón (birdies en los hoyos 1 y 2: al fin ese arranque soñado), para después irse diluyendo poco a poco. Jon no ocultaba sentirse tremendamente sorprendido por un fallo que se ha repetido una y otra vez este domingo con los segundos tiros: bola a la izquierda y larga. “Esos disparos a la izquierda no suelo tenerlos, y cuando los tengo la bola va corta, no larga y a la izquierda. La verdad es que estaba en el campo un poco… No sé cómo decirlo. Un poco sorprendido porque no me lo esperaba”.
No ha sido su semana, eso está muy claro. Cuando no ha sido una cosa, ha sido otra. Hoy, con semejante inicio, podía ser ese del gran día de golf, por juego y resultado, que venía buscando pacientemente desde el jueves, porque además salvaba un par muy delicado en el hoyo 3, dando continuidad a aquellos dos birdies tempraneros. El caso es que el de Barrika se ha mostrado muy sólido desde el tee, en la mejor línea de este año 2023, recordando incluso al del pasado viernes, su mejor ronda de la semana en el East course de Oak Hill. Pero luego, con los hierros en la mano, pues eso, sorpresa y cierto estupor.
A veces todo es más sencillo de lo que parece: no siempre puede uno sacar sus mejores armas, ni siquiera alguien como Jon, que venía mostrando una consistencia en la excelencia que rozaba el absurdo. Puede que Jon haya fallado hoy más de la cuenta los segundos tiros por la izquierda y largos, pero eso no significa necesariamente que exista una razón técnica. Toca reagruparse, relajarse y, en unos días, comenzar a preparar una dulce revancha en el Memorial. O en el US Open.
