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Miguel y las ansias

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Miguel Ángel Jiménez se esfuerza en sacar una sonrisa minutos después de poner punto y final al Open Championship como el mejor español. La procesión va por dentro. Aún se le remueven las tripas porque sabe que se le ha escapado una buena oportunidad de ganar.

“Sí es verdad que se ha escapado. Venía jugando bien, tocando la pelota fenomenal y los dos primeros días con el putt me sentía muy a gusto. He disfrutado como un enano el jueves y el viernes, pero el fin de semana, otra vez, se ha vuelto a enfriar el putt. Es como si le entrara vértigo. Se repite la historia”, asegura.

Jiménez ha firmado una vuelta el domingo de 73 golpes para un total de +5, puesto decimotercero.  Hizo tres bogeys y un solo birdie. Eso sí, en el 18. “Al menos, sirve para endulzar en cierto modo lo que ha ocurrido el fin de semana”, señala.

Miguel rebusca en su cabeza las razones por las que el putt se sumerge en tinieblas cuando llega el fin de semana del Open Británico. Ocurrió en Turnberry (2009) y ocurrió también en Royal St. George’s (2011). No es fácil, pero tiene una idea aproximada. “Creo que me traicionan las ansias. Desde fuera se ve todo más fácil, pero cuando estás ahí dentro… No consigo pararme ese medio segundo más a la hora de patear. Me tiro a por el hoyo y así es muy difícil. El problema puede estar en el exceso de ganas por ganar y hacerlo bien, me he presionado mucho, aunque a mí me gusta la presión. Te quedas con un sabor agrio después de estar dos días en la cabeza del torneo”, explica reflexivo.

Precisamente, en cuanto a las ansias por ganar ese grande que sin duda pondría un broche de oro a su fantástico palmarés, Miguel se refirió a Lee Westwood, el gran perdedor en Muirfield. “Me da pena porque Lee se merece un grande, posiblemente es el que más se lo merece de todos los que estamos aquí. Pero realmente la diferencia entre ganar y no hacerlo es muy, muy delgada. En cualquier caso, siempre gana el mejor, a veces el enemigo de un jugador es uno mismo”, afirma.

Jiménez se ha quedado a dos golpes del top ten y, por tanto, de asegurar su participación en la próxima edición que se disputará en Royal Liverpool. Sea como fuere, está absolutamente dispuesto a seguir dando guerra y alguna patada que otra. “Cómo se me van a ir las ganas de jugar al golf si es lo que más me gusta. Lo voy a seguir intentando hasta que me dejen. A ver si algún día, eso sí, los santos se ponen, ya no digo de cara, pero al menos de soslayo”.