Inicio The Open Championship The Open Championship 2014 Rory compra el vino para la Jarra…

Rory compra el vino para la Jarra…

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Rory McIlroy es un elegido. Ganó su primer grande (US Open 2011) con ocho golpes de ventaja, volvió a ganar con ocho de margen el segundo (PGA 2012) y va camino del tercero con otra ventaja de época a falta de 18 hoyos.

El norirlandés ha firmado hoy un 68 en Royal Liverpool y saldrá el domingo con seis de ventaja sobre el segundo clasificado, Rickie Fowler, y siete sobre Sergio García y Dustin Johnson. Media Jarra de Clarete está en el bolsillo.

Como todo buen elegido su carrera está jalonada de historias que alimentan su leyenda. Bob Torrance, mítico entrenador escocés que ha dirigido las carreras de grandes campeones como Padraig Harrington, contaba una vez que quedó con McIlroy para decidir si empezaban a trabajar juntos. Se vieron en el campo de prácticas, Rory tiró un par de golpes y Torrance lo frenó en seco: “para, para, no puedo trabajar contigo. No sé cómo puedo mejorar ese swing”. Torrance murió ayer con 82 años víctima de un cáncer y hoy ha sido homenajeado de la mejor manera posible por McIlroy en Royal Liverpool. Aquel swing inmejorable ha desatado una tormenta de juego en los cinco últimos hoyos, parcial de cuatro menos con dos eagles, un birdie y un bogey, para dejar visto para sentencia el Open Championship.

El padre de McIlroy también sabía que tenía en casa un diamante un bruto. Así se lo decía a sus amigos desde que Rory era un mico. Una vez, cansados ya de escuchar historias fabulosas, decidieron pasar a la acción. Entraron en una casa de apuestas y pusieron 400 libras a que aquel pequeño de pelo rizado ganaría el British antes de cumplir 26 años. Aquella tarde que hicieron la apuesta, McIlroy tenía 15. Hoy tiene 25 y mañana tendrá la última oportunidad de hacer ganar a su padre una buena cantidad de dinero. La cotización estaba 500 a 1, así que podría embolsarse algo más de 220.000 euros. Si Rory levanta la Jarra de Clarete no sólo entrará en el selecto club de jugadores que tienen tres grandes diferentes en el bolsillo, sino que también demostrará ser un hijo modélico.

Todo parece definido para que McIlroy conquiste este domingo el tercer grande de la temporada. Pero no será porque los rivales no han puesto de su parte para intentar evitarlo, especialmente Rickie Fowler y Sergio García. Nada que objetar a su actuación hoy en Hoylake. Han apretado hasta donde han podido y han conseguido echar el aliento en la nuca a un líder que respondía a última hora como un extraterrestre.

Fowler, que ha estado con el putter tan brillante como el propio McIlroy, llegaba incluso a empatar en el liderato en el hoyo 12. Mantuvo el pulso en el 13 y acto seguido se produjo el que probablemente es el momento clave de este Open, al menos hasta ahora. En el hoyo 14, Fowler cometía bogey tras fallar la calle y tener que tirar de tres a green, y apenas cinco minutos después, en ese mismo green, McIlroy embocaba un putt de birdie de unos diez metros. Majestuoso.

En un visto y no visto, Rory volvía recuperar dos golpes de ventaja y, sobre todo, cogía la energía necesaria para desatar su tormenta final, ésa que precedió a la real que sí cayó después sobre Hoylake. Un eagle en el 16 y en el 18, sólo entorpecidos por un bogey en el 17, propiciado por una bandera criminal que también se la jugó a Fowler y Sergio, terminaron de construir su magnífica ventaja de seis golpes. Seis veces en la historia ha salido un líder del Open Championship con seis golpes de ventaja en la última jornada y las seis veces ganó. La historia también está a favor de Rory.

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