El primer golpe de Scott Fernández en un major ha sido un hierro 6. Y no, no era un par 3. El hoyo 1 de Royal Troon es un par 4 de 367 yardas. Háganse una idea de la poderosa pegada que tiene este jugador granadino.
Poderosa y sin complejos. Que Jason Day agarra el driver en el 1, pues muy bien, yo me mantengo fiel a mi estrategia y pego el hierro 6. Ha seguido su plan a pies juntillas y así ha conseguido sacar adelante una vuelta de 72 golpes (+1) que sabe a gloria. Podría haber sido mejor, es cierto, pero no será Scott quien le ponga muchas pegas. «Estoy muy contento, he pegado muy buenos tiros y sólo me ha faltado meter algún putt más. Es el único aspecto donde el juego ha estado quizá algo más bajo, pero casi habría firmado esto antes de empezar», señaló el andaluz.
Fernández ha estado muy sólido de tee a green. Su único momento delicado ha sido a mitad de vuelta, con los bogeys de los hoyos 7, 10 y 12, «que es cuando este campo enseña los dientes», apuntaba el andaluz. No hay muchos peros más. Incluso de esa mala situación ha salido rápido y con fuerza. Tiraba para birdie en el 16 y 17, desde unos dos metros, pero no entraban.
Scott arrancó la vuelta con los lógicos nervios del debutante, esas mariposas en el estómago que son inevitables, pero a medida que fueron pasando los hoyos se marcharon volando. «Coger el green del 1 me ayudó, aunque aún me quedaba un putt difícil… Diría que poco a poco se han ido yendo los nervios y me he encontrado cada vez más cómodo», explica.
Tan sólido ha estado Scott que incluso ha sabido sobreponerse a la voracidad de los búnkers de Royal Troon. En el hoyo 18 fallaba la salida y se la tragaba el búnker. «Son como aspiradoras», admitía con humor el andaluz. Sin embargo la sacaba a calle y pegaba un tirazo descomunal para dejarla prácticamente dada para par. «Este golpe es sin duda un impulso para mañana».
