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The Open Championship 2022 | Una batería de historias y leyendas

Las 150 del Open en 50 centelleos color sepia (I)

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Old Tom Morris
Old Tom Morris, apostado en el hoyo 17 viendo pasar jugadores en el Open.

Esta semana es la de la 150ª edición del Open Championship y, antes de que se pongan en marcha el jueves los privilegiados protagonistas que lucharán por la Jarra de Clarete, hoy más que nunca merece la pena ‘soportar’ el peso de la historia. Y de los datos y los hechos, algunos muy pintorescos, todos muy interesantes. Unos más conocidos y otros poco o nada. Puede que incluso quepan algunas pequeñas reflexiones y hasta guiños, chanzas y chascarrillos, así hasta completar los 50 centelleos Pongámonos en marcha, que la materia prima es inagotable (siglo y medio da para mucho) y por tanto la tarea es ardua. Aquí tienen la primera parte.

– Rondando andará el Open Championship la cifra de los 16.000 inscritos en toda su historia cuando el rezagado de la presente edición llegue a St. Andrews y cumpla con el requisito burocrático en la oficina del torneo. ¿Qué demonios de cifra es esta? Pues exactamente eso, el número total de inscripciones desde 1860, año de la primera edición, a nuestros días. Ahora mismo la cifra ya está situada en 15.778 inscritos, según los datos oficiales de la guía del Open del Royal & Ancient. Y en unas horas, sumando los de la presente edición, llegaremos a 15.934, previsiblemente. 

– El dato es apabullante, pero bien mirado no son tantos en 162 años de historia y 150 ediciones. Por si hace falta, maticemos que el número total de inscripciones no se corresponde con el número total de jugadores que han disputado al menos un Open, puesto que cientos de ellos han jugado varias o muchas ediciones y obviamente se inscribieron en cada ocasión. A ojo de buen o mal cubero, y por tanto de un modo nada riguroso, el número total de jugadores distintos que han disputado al menos una edición no debe haber llegado a 10.000 todavía… Los metes a todos en un buen pabellón y te sobran miles de asientos.

– Un miércoles 17 de octubre de 1860 se disputaba la primera edición del Open Championship en el Prestwick Golf Club. Los ocho participantes, todos profesionales, dieron tres vueltas en el mismo día al recorrido de doce hoyos de este campo situado en South Ayrshire, en la costa Oeste de Escocia…

– Al filo del mediodía salió el primer partido y sólo unas horas más tarde ya teníamos al primer ganador, Willie Park Sr. Por entonces, estos jugadores liquidaban en dos horitas raspadas las 3.799 yardas que sumaban aquellos primitivos doce hoyos…

– ¿Un miércoles? Pues sí. Y en las 148 ediciones siguientes, todas las que se han jugado hasta el día de hoy, tan solo una vez más el Open finalizó en miércoles (ocurrió en la novena edición, la de 1868, disputada también en una sola jornada, y nunca más ha vuelto a suceder).

James Ogilvie Fairlie
James Ogilvie Fairlie.

– Honremos el nombre y la figura de James Ogilvie Fairlie, miembro fundador de Prestwick e impulsor fundamental de la idea de reunir en su campo a los mejores profesionales de golf de la época para dirimir quién era el mejor, después del fallecimiento el año anterior (1859) de Allan Robertson, profesional de St. Andrews a quien se consideraba sin discusión como el mejor de la época. 

– Fairlie, por cierto, era un muy buen golfista amateur y, qué cosas, participó en la segunda edición, la de 1861, también en Prestwick (allí se jugaron las doce primeras y 24 en total). Fue en concreto uno de los ocho amateurs que la jugaron y fue él también quien tuvo la idea de abrir el torneo, ya en la segunda edición, a jugadores aficionados. La etiqueta de Open, como se ve, se la colgaron muy pronto. Además, Fairlie acabó el torneo como el primero de los amateurs, siendo el octavo de 18 participantes, aunque el registro concreto de cada una de sus tarjetas no haya llegado a nuestros días, pero sí la suma, 184 golpes en los 36 hoyos preceptivos. 

– Como bien puede suponerse, no hubo corte en aquella primera edición, ni en la segunda. Sólo hubiese faltado. En realidad, no lo hubo hasta el año 1898 (38ª edición), cuando después de los primeros 36 hoyos pasaron 42 jugadores de los 76 que arrancaron. ¿El requisito para meterse? Terminar aquellos primeros 36 hoyos (que se jugaban en una sola jornada) a un máximo de 19 golpes del líder.

– La segunda edición la ganó el inevitable, irrepetible e inabarcable Old Tom Morris, que había quedado segundo en la primera. Este señor, además de jugar al golf de maravilla, fabricaba palos, bolas de golf, ejercía de caddie si tocaba (casi todos los pros de entonces lo eran), era el ‘greenkeeper’ del Prestwick Golf Club justo en aquellos momentos y, por si fuera poco, el campo donde se disputaba el torneo lo había diseñado él diez años antes… Imposible que se repita en la historia un hecho ni medio parecido. Los pioneros, entonces, lo eran en todos los sentidos y de todas las maneras.

– El concepto de diseño de campos en aquella época era sensiblemente diferente, puesto que la posibilidad de levantar y mover tierras estaba muy limitada. Básicamente, Old Tom Morris, y quienes a ello se dedicaban, establecían la ruta, adecuándose a la orografía del terreno. Precisamente, hoy en día es moneda común entre los mejores diseñadores el mantra este de “adecuarse al terreno; que parezca que el campo siempre estuvo ahí”. En el Siglo XIX es que casi no cabía otra opción.

– Hemos condensado casi de un modo frívolo la figura del Viejo Morris en tres pinceladas, pero es que detenerse en su leyenda, equivale a no acabar nunca… Sea como sea, estaremos muy pendientes esta semana de su aura en aquella esquina del green del 17, donde él pasaba horas y horas en sus últimos años (falleció con 86 años en 1908), sentado en una silla, viendo pasar los partidos un día cualquiera (su casa estaba a unos 150 metros, al pie del Valle del Pecado del hoyo 18). Su nombre, de todos modos, volverá a aparecer, es inevitable.

Old and Young Tom Morris
Old and Young Tom Morris.

– De acuerdo, aquellas primeras ediciones eran sólo balbuceos del Open, pero no cabe ninguna duda de que todos los mejores jugadores de la época, año tras año, lo fueron disputando. Y que muy pronto hubo conciencia popular de la importancia de la cita: en 1870 Young Tom Morris (hijo del Viejo, por si queda algún despistado) ganaba por tercera vez consecutiva el Open en Prestwick y, a su regreso en tren a St. Andrews, le aguardaban en la estación sus paisanos y admiradores para pasearlo literalmente a hombros. Parece que la jornada terminó a altas horas en la barra del bar del Leslie’s Golf Hotel

– En 149 ediciones sólo se han dado 86 ganadores distintos. Ya ven, y hablábamos, a ojo de buen o mal cubero, de que el número total de jugadores que han disputado al menos una edición del Open rondará los 10.000… El porcentaje victorioso, por tanto, es del 0,86. Menos da una piedra.

– Por desgracia para la mayoría, siempre hubo jugones acaparadores de la gloria y él éxito: en las primera quince ediciones, por ejemplo, sólo hubo seis ganadores distintos, teniendo en cuenta que en ese primer tramo de la historia Willie Park Sr. ganó cuatro, Old Tom Morris otros cuatro, los mismos que su hijo, que además los encadenó. 

– No hace falta señalar que St. Andrews ha sido la sede más visitada en estas 149 ediciones. Esta semana se cumple su trigésima aparición en el palmarés, desde que se estrenara en 1873. En este tiempo y en 29 ediciones hay cinco jugadores que han ganado el Open dos veces en este escenario mítico: Bob Martin (1876 y 1885), J. H. Taylor (1895 y 1900), James Braid (1905 y 1910), Jack Nicklaus (1970 y 1978) y Tiger Woods (2000 y 2005). 

Jack y Tiger, otros dos ‘inevitables’ en cuanto se despliegan las hojas de la historia, los récords y las leyendas. ¿Y los Morris? ¿Los Morris no ganaron nunca en el Old course de St Andrews, que era poco menos que literalmente el jardín de su casa? Pues no. A Old Tom le pilló ya un poco mayor la entrada del campo en la rotación y a Young Tom le faltaron oportunidades… Sólo tuvo una, en la edición de 1873, pues falleció el día de Navidad de 1875, antes de que el Open regresara al Old course por segunda vez en 1876.

– La caprichosa maldición de St. Andrews que sufrieron los Morris, apellido clave en la historia del Open, se extiende a otro apellido de peso, el de Vardon. Harry Vardon sigue siendo a día de hoy el jugador con más triunfos en el torneo, seis, pero nunca consiguió ganar en ‘La Casa del Golf’. Lo jugó allí hasta en seis ocasiones y su mejor resultado fue un segundo puesto en 1900. Otro ilustre nombre maldito en St. Andrews fue el de Tom Watson, ganador de cinco Open, que no pudo cantar victoria nunca en el Old course. Como bien es recordado, Seve Ballesteros se cruzó en su camino en 1984…

Seve Ballesteros
Seve Ballesteros.

– Como es lógico y razonable, todavía disfrutamos del triunfo de Seve en St. Andrews 1984 y de aquella celebración icónica del último putt y el birdie en el 18. Pero no estaría de más recordar que aquella era la segunda participación del mago de Pedreña en un Open en St. Andrews, y que en la primera, en 1978, Seve era colíder del torneo después de la segunda jornada (terminó en el puesto 17º). 

– Años más tarde, en 2005, José María Olazábal también rondaba la hazaña en el Old course. A falta de los últimos siete hoyos del domingo marchaba entre los tres primeros y a dos golpes del líder y postrero ganador, un tal Tiger Woods. El vasco terminaría tercero.

– El Open, bien mirado, no se abrió al mundo más allá de las Islas Británicas hasta el arranque del Siglo XX. Si uno se pone a bucear y, según consta en la nacionalidad de los inscritos, tal y como lo edita el R&A en la guía del Open, el primer jugador continental o de fuera de las Islas que lo jugó no llegó hasta la edición 42ª y fue el francés Arnaud Massy en 1902 (luego, además, lo ganaría en 1907). 

– Aunque una cosa es el pasaporte y otra el exacto lugar de nacimiento, claro. El mencionado Fairlie, clave en la historia del torneo, había nacido en Calcuta, por ejemplo. Ay, los tiempos del Imperio.

– Sigamos con las nacionalidades. En 1904 participó el primer jugador identificado como estadounidense, el amateur Walter Travis, aunque había nacido en Australia. Primer tiro al poste.

– En 1905, jugó por primera vez el Open un profesional estadounidense, Alex Smith… Pero había nacido en Carnoustie, ni más ni menos, antes de que su familia emigrara a América. Segundo tiro al poste.

Chick Evans
Chick Evans.

– Hubo que esperar hasta 1911 para que jugara en el Open un estadounidense nacido en Estados Unidos. Y fueron dos: Chick Evans y J. G. Anderson. De Indiana y Massachussets, para más señas. Ambos amateurs, por cierto. 

– En 1920, primera edición después del parón de la Primera Guerra mundial, debutaba Walter Hagen, que lo ganaría cuatro veces en nueve años, aunque el primer estadounidense en conseguirlo fue Jock Hutchison (1921)… A ver, con matices, porque Hustchison había nacido en St. Andrews. El primer estadounidense de cuna en agarrar la Jarra de Clarete fue Hagen (1922).

– El mismo año del debut de Hagen, 1920, también aparecía el primer español en la historia del Open y de los Grandes, Ángel de la Torre. Nunca nos cansaremos de darle su sitio.

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